Un año después
El viento desordena el pelo rubio mientras una mano delicada remove las hojas que caen sobre el mármol negro. Algunos rizos están pegados a su mejilla por las lágrimas, con cariño pone flores hermosas de color blanca sobre el lapide mientras besa el anillo en el dedo izquierdo. Dejó el cementerio dónde se había realizado el entierro simbólico de César Lazcano algunos días después que ella dejó el hospital.
El cuerpo nunca fue encontrado.
Después de pasar unas cuantas horas con Elisa en la habitación, lo que esperaba no sucedió porqué Elroy jamás regresó con ayuda y cuando amaneció lo que vio fue algunos agentes de FBI junto a Chema sacándolas de ahí. Estaba tan aturdida, lastimada fisicamente y emocionalmente que sólo le importaba su hija. Sergio había muerto y Alex seguía desaparecido, ni todo estaba solucionado aún, pero para ella ya nada valía la pena después que había perdido a su amor.
Secó las lágrimas cuando el coche negro se acercó a un colegio caro de la Ciudad de México, minutos después de hablar con la maestra vio a Elisa caminando en su dirección cabizbaja con su mochila roja en manos, el guardaespaldas la acomodó en la silla especial de niños después de Mariana besarla y abrazarla con cariño.
- Hablé con la maestra. -Dijo cuando bajaron del coche en el jardín de la mansión que era de César Lazcano y ahora pertenecía a ella. -Ya habíamos hablado, ¿no?
- No quiero volver a la escuela, nadie me quiere ahí.
- Hija... -Se quedó a la altura de la niña y acarició su rostro que temblaba por contener las lágrimas. -No puedes hacer caso a tus amiguitos, son niños y lo que dicen no es cierto.
- ¿Entonces por qué insisten en decir que mi papá era un asesino? -Bajó la mirada triste y eso encogió el corazón de Mariana. -Él era bueno, me quería y me cuidaba mucho... Personas así no matan, ¿verdad?
- Claro que no, mi vida. -Mariana lá abrazó también llorando. -Tú papá nunca mató a nadie, de eso puedes estar segura y ¿sabes una cosa? No es necesario decir a nadie, que la gente piense lo que quiera porqué lo que realmente vale es lo que tú sientes en tu corazón y lo único que importa es que tu padre era un hombre maravilloso, que te quería mucho... Y dónde quiera que esté te sigue queriendo.
- Extraño a papi... -Tembló el mentón por las lágrimas que contenía. - Lo extraño muchísimo.
Elisa se entrega al llanto junto a su madre. Esa era la vida que tenían desde el fatídico día. Decir a la niña que César no regresaría a casa fue lo más difícil que Mariana tuvo que hacer en la vida, ver el dolor en los ojos de su hija era una muerte para ella. Desde que salió las noticias, Elisa estaba siendo victima de bullying en la escuela por parte de sus amiguitos que decían que era hija de un asesino y estafador. A veces llegaba en casa golpeada o con quejas de que había golpeado algún amiguito, cómo había pasado hoy. Mariana la llevó a un psicólogo pero no tuvo ninguna señal de mejoras, eso la dejaba en desesperación.
- Yo también lo extraño, cariño... Yo también.
Mariana dedicó un tiempo con la pequeña, comieron juntas en la terraza y después de bañarse, encontró a la niña cerca de la ventana hablando con una personita a quien le gustaba cuidar mucho.
- Creo que César tiene hambre, mami. -Dijo intentando poner el chupetón en la boca del pequeño pero sin éxito.
- Ahora le doy de comer. -Se acercó saliendo del baño y tomando el niño en brazos, sentándose en la silla mecedora acomodándolo para que buscara su seno. - Hola, mi vida...
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La Inspectora
ChickLitElla necesita infiltrarse y utilizar todo su poder de seducción para descubrir lo qué hay de tan ilícito en Royal Paradise, el casino del milionário César Lazcano. Parecía algo sencillo para una mujer que ya había hecho cosas así otras veces pero no...