Capítulo 13

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Mariana estaba al lado de César frente a la escuela que hace pocos días Elisa volvió a frecuentar después de la recuperación. Estaba ansiosa junto con otros padres que esperaban a sus hijos, era la primera vez que la vería después que la verdad salió a la luz y César tocó su espalda en una señal para tranquilizarla.

- ¡MARIANA! -Gritó la niña que dejó la mano de su maestra para ir a los brazos de la rubia con mochila y todo.

- Mi amor, ¿cómo estás? -La alzó dándole un beso en la mejilla. -Te extrañe tanto.

- Yo también. -Se agarraba al cuello de Mariana. -Pensé que otra vez no volveríamos a vernos pero papá me dijo que estabas recuperando aún de la cirurgia ¿verdad papi?

- Así es. -El hombre asistió con una pequeña sonrisa. -¿Y para mi no hay beso?

Elisa se lanzó ahora en los brazos de César que la llenó de besos. Mariana los miraba con emoción, dejaron la escuela como una verdadera familia y en el coche, él tomó su mano mientras conducía notando lo mucho que estaba nerviosa. Llegaría la hora de la verdad y aunque Elisa era pequeña, entendería de inmediato, no dejaba de temer.

- ¿Ahora sí son novios? -La pequeña preguntó mientras comía su helado frente a los dos mayores.

- Hija, ya hablamos... Mariana y yo somos amigos solamente.

- Pero te gusta o no tendrías una foto suya en el cajón al lado de la cama. -Confesó la niña dejando a César rojo de vergüenza y Mariana con los ojos espantados. -Ops... -Puso una mano sobre la boca notando la imprudencia.

- Elisa, tu papá y yo somos amigos. -Tomó la mano sobre la mesa intentando apaciguar la situación. -Y hoy estamos aquí para contarte algo muy importante, que tiene que ver contigo también.

- ¿Qué cosa? -Los miraba curiosa. -¿Ya no vas a ser mi tía o mi mamá?

- Al contrário, mi amor. -Sonrió. -Lo que tú papá y yo queremos decirte es que, no sólo soy tu mamá de corazón si no que también de sangre.

- ¿Yo estaba en tu panza y no en la de mi mamá Júlia? -Puso un dedo sobre la mejilla.

- Así es. -César afirmó. -La verdad, quien te cuidó desde el principio fuimos tu mamá Júlia y yo pero Mariana fue quien de verdad te dio la vida...

- Pero por problemas yo no pude estar contigo. -Temblaba los labios por las lágrimas al ver la pequeña confusión que se formaba en la cabeza de la niña. -¿Puedes entender?

- Desde cuando nos conocimos yo ya te veía cómo mi mamá. -Comentó la pequeña saltando de su silla para sentarse en el regazo de Mariana. -Fuiste buena conmigo y me cuidaste...

- Mi vida...

Mariana no dejó de llorar mientras abrazaba Elisa con todas sus fuerzas, la niña apoyó la cabeza en el pecho cerrando los ojitos azules. Siempre abrazó a la mujer pero ahora algo en su pequeño corazón la dejaba caer en realidad, era su madre y sentía la calidez de aquellos brazos que nunca tuvo la oportunidad de estar.

Lo mismo pasaba con la mujer, lloraba copiosamente sin importar que estaban en una heladería, un lugar público... Sólo quería sentir su hija cerca, protegerla y al recordar todos estos anos que añoró su presencia, una nueva ola de lágrimas la invadía. César en este momento las miraba con emoción, no se contuvo y las abrazó, besó la coronilla de Mariana y de Elisa, acurrucando las dos en sus brazos. Por primera vez se sintió en familia.

En la noche, Mariana dejó a Elisa dormida en su cama y bajo las escaleras de la casa de César, encontrándolo en la sala tomando un whisky y fumando un puro.

La Inspectora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora