Capítulo 11

139 21 11
                                    

Dos días después

Mariana abrió los ojos un poco débil y mareada. Sentía la boca seca, le dolía la cabeza y tenía fuertes ganas de cerrar los ojos otra vez para volver al sueño profundo que le había tomado el cuerpo desde que todo se había borrado. Intentó controlar la respiración pero no tardó mucho tiempo porqué encontró a unos ojos castaños mirándola con tanta intensidad que casi le dio miedo. Ahí se acordó que había soñado con estos mismos par de ojos unas horas antes cuando estaba profundamente dormida.

- César... -Murmuró. -¿Cómo está Elisa?

- Está bien. - Contestó calmo, o al menos eso era lo que pensaba. -Todo corrió de maravilla. ¿Tú cómo te sientes?

- Tengo sed...

Él se acercó a la mesita al lado de la cama, mojó el algodón en un poco de agua y acarició los labios de Mariana con el líquido.

- No puedes tomar nada hasta que pase totalmente la reacción, al menos eso dice Natalia y el doctor ese... -Explicó mientras los labios de la mujer volvían a tomar el color natural, el color rosa que a él tanto le encantaba y que hace mucho no besaba.

- Así está mejor, gracias... -Sonrió cansada. - La conoces hace mucho tiempo, verdad?

- A Natalia? -Mariana asintió. -Es la pediatra de mi hija desde que... -Suspiró. -Bueno, desde que llegó a casa y tuvimos un romance por un tiempo, pero nada serio.

- Me parece ser una buena persona. -Intentó no expresar un incómodo con esta última información de César porque claro que ya imaginaba que la mujer ya había pasado por su cama y una punzada de dolor atravesó su corazón. -Quién se quedó con Elisa?

- Tu sobrino José María. -Se alejó otra vez dejándola con un vacío que no supo explicar, quería más de él, esperaba al menos un beso en la frente o una caricia en las mejillas pero no obtuvo nada de eso. -Parece que se volvió su mejor amigo además de ti.

El tono de César era de ironía y Mariana lo captó frunciendo el ceño.

- Chema tiene mucho manejo con los niños. -Mordió el labio intentando sentarse en la cama pero sintió una punzada. -Me duele todo...

- Es mejor que no te esfuerces, voy a llamar el médico. -Caminó hasta la puerta y antes de abrir volvió la mirada. -Y tu "amigo" Heriberto está afuera ansioso por verte.

Mariana no tuvo tiempo de pensar mucho en realidad la razón por la cual César la estaba tratando así. Desde el día en que descubrió que era compatible con Elisa, no era necesario saber que desde el día en que lo había denunciado las cosas habían cambiado entre los dos y quizás puso a prueba los sentimientos que tenían.

Quizás era el precio que estaba pagando por haber denunciado el hombre por quién de había enamorado, poniendo otra vez su carrera por encima del amor.

El día que dijo que era la madre de Elisa la dejó intrigada, intento retroceder el tema diciendo que en realidad la pequeña la consideraba su madre pero en realidad no tenía una explicación precisa. Desde que se había acercado a la niña, aun cuando estaban bien, César jamás le había dado un lugar tan directo en la vida de su hija y su experiencia como inspectora no le dio la respuesta para entender la razón de las palabras del hombre.

La Inspectora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora