Ara es esclava de una organización criminal, por azares del destino la organización es destruida y ella deberá cambiar de dueño.
Contiene un capítulo con un final alternativo que es el inicio de una segunda parte de esta historia!
🌸Historia inicia...
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Mikey se echó hacia atrás recargándose en su mano izquierda y con su derecha sacó el arma apuntándole a Kazutora, si bien él no sabía que pasó y no tenía certeza de que su amigo la tocara, se sentía seguro de que algo ocurrió entre ellos, de lo contrario nunca se atrevería a decir esas palabras.
—¿La tocaste?— cuestionó alzando una ceja mientras hacía círculos en el aire pensando si debía disparar.
—Depende del concepto.
Mikey descargó su arma tres veces en el torso de Kazutora.
—¡Mikey!— gritó Draken al ver caer a su amigo.
—Descuida— el rubio le restó importancia al acto, claro que ese idiota no recibió gran daño, no era estúpido para no darse cuenta de que se preparó antes de pararse frente a él —No le pasó nada.
Kazutora respiro profundo, aquello le dolió pero ya sabía que era inevitable así que tomo sus precauciones para dejar que el rubio se desahogara un poco.
—Estoy bien, Draken— se rasgó la camisa dejando ver un chaleco antibalas.
—Ya sabias a que venías ¿He?— sonrió un poco ayudándole a ponerse de pie, debía admitir que fue una buena idea.
Mikey gruñó molesto y disparo el arma contra el muro en un intento de no seguirle disparando al azabache pues pensaba en las posibles reacciones de Arabella. Aún cuando él le hubiera advertido que dispararía contra quien fuera, jamás se planteó un escenario donde ella quisiera ser tocada por uno de sus mejores amigos.
—¿Estas satisfecho?— se atrevió a preguntar cuando el arma hizo el sonido característico de encontrarse vacía.
—No. No puedo matarte pero quiero golpearte hasta cansarme— pasó una mano a través de su cabello, se sentía enojado, realmente furioso... ese tipo era como su hermano y aún así ¿Se atrevía a mirar a su mujer?
El rubio se puso de pie, Kazutora se quitó la camisa rota y el chaleco para quedar únicamente con una playera de color negro. Se quedó quieto mirando a Mikey, él no pensaba pelear ni intentar atajar ningún golpe, era consciente de lo que hizo y se encontraba dispuesto a tomar la responsabilidad de sus actos —Solo esta ves voy a dejar que me golpees hasta que te canses... sé que me lo merezco pero si quieres escuchar que me arrepiento, la verdad es que no lo hago.
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