Ara es esclava de una organización criminal, por azares del destino la organización es destruida y ella deberá cambiar de dueño.
Contiene un capítulo con un final alternativo que es el inicio de una segunda parte de esta historia!
🌸Historia inicia...
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Kazutora miró a Mikey y luego a la morena, no entendía nada pero le parecía una estupidez lo que el rubio acababa de decir.
La risa de Ara invadió la habitación, sin embargo, cesó rápido y una mueca de tristeza se le formó a cambio —No pongas en ese predicamento a Tora... Amo, no es justo.
—No es ningún predicamento. Kazutora, dime... ¿Quieres que ella se vaya con esos cuatro o prefieres compartir?
El azabache comprendió rápido lo que Mikey trataba de conseguir pero él mismo no se sentía seguro de querer compartirla de esa manera. Clavó sus orbes ámbar en los de Ara intentando descifrar si aquello podía retenerla de algún modo —Prefiero que te vayas conmigo... pero si te hace feliz tenernos a los dos, yo puedo vivir con eso.
Arabella camino hasta ambos quedando frente a frente con ellos —Estar con ustedes es un juego de azar— colocó su mano izquierda en la mejilla de Mikey y la derecha en el pecho de Kazutora —¿Cómo pueden decir algo semejante y lucir imperturbables?
El rubio lanzó un suspiro profundo, estaba a punto de ir en contra de todo su ser pero prefería tragarse sus celos antes de dejarla ir —Kazutora, ¿Sabes para que es esto?— se movió con delicadeza colocándose detrás de ella, paso lentamente sus dedos peinando el cabello de Ara detrás de sus hombros para despejar su cuello y que el otro hombre pudiera ver claramente el collar.
—Puedo imaginarlo— ya lo había visto y sabía de antemano lo que era pues gozaba de esa clase de juegos, pero el camino que trazaba Manjiro era totalmente accidentado y riesgoso, un paso en falso y ella iba a terminar marchándose de la habitación sin siquiera considerar algo más. Toco el collar con los dedos viendo la placa con las iniciales de Mikey —¿Y si agregamos una K a esta placa?— Kazutora la acorraló entre el rubio y su propio cuerpo —¿Y si tú nos pones una placa?... a los dos— no creía que ella fuera del todo sumisa y maldita sea que podía cederle el dominio si Ara lo deseaba.
El azabache la tomó de las muñecas acercándose lentamente a sus labios, los orbes esmeralda se volvieron un lío; parecía sorprendida, temerosa, ansiosa y totalmente excitada. Al presionar sus labios con los de Ara sintió la culminación de sus deseos en una ola incontrolable que chocó de lleno contra sus instintos, soñó con ella tantas noches y aquella acción parecía tan lejana que cada día lo empujaba un poco más al borde de la locura. Hubo un estallido en su corazón y la sangre que bombeaba por sus venas se prendió fuego. Era droga, veneno y combustible, consumiéndole el alma.
El cuerpo de Ara se volvió líquido y se derritió por completo con los besos de Kazutora, el corazón le amenazo con detenerse y su respiración creo nudos en su garganta que la asfixiaban cada vez más pero cuando la lengua de Mikey se posó sobre la piel de su cuello junto con aquellas manos firmes y posesivas que encontraron camino por sus senos, no pudo evitar que toda clase de sonidos de placer se le escaparan de la boca. Nunca había sido más consciente de su cuerpo, de cada rose, de cada caricia y la sensación de cada beso como esa noche.
