Ara es esclava de una organización criminal, por azares del destino la organización es destruida y ella deberá cambiar de dueño.
Contiene un capítulo con un final alternativo que es el inicio de una segunda parte de esta historia!
🌸Historia inicia...
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Pasó largo rato desde que Arabella se marchó. Kazutora seguía sin poder creer todo lo sucedido y como habían tomado curso finalmente las cosas. A fin de cuentas Ara se fue como si su presencia en esa casa jamás hubiera existido y al mismo tiempo convirtiendo cada alcoba, cada espacio, cada ambiente en una cárcel de recuerdos.
—Ya basta— Chifuyu suspiro cansado de ser testigo de como durante horas el azabache mantuvo la misma posición y guardado un silencio sepulcral que le hacía perder el quicio. Kazutora no era ese tipo de hombre... el Kazutora que conocía hubiera destrozado todo, la hubiera seguido y hubiera conseguido que fuera suya a cualquier precio... pero este que tenía enfrente era un cascarón vacío y pronto entendió que su mejor amigo se marchó junto a Arabella.
Kazutora ni siquiera lo miró y las palabras de Chifuyu pasaron inadvertidas, no tenía cabeza ni corazón para nada más, se sentía de alguna manera usando y se preguntaba si Mikey se sentía del mismo modo; con toda clase de sensaciones molestas arrastrándose a sus pies. No comprendía que era el amor y no sabía tampoco si eso que le golpeaba el pecho tan ferozmente era eso u otra cosa, pero al mirar aquel jardín de peonías le hacía saber que Ara era alguien simplemente irremplazable.
—Ella se fue, supéralo— Baji gruño por lo bajo sentándose junto a su mejor amigo ofreciéndole una botella de licor —Mientras mas rápido lo asimiles, más rápido todo volverá a la normalidad.
Kazutora enarcó las cejas —¿Eso es lo que dicen adentro? ¿Así se está mintiendo Mikey?— bebió de la botella molesto.
Baji negó varias veces con la cabeza y luego rodeó los hombros de Chifuyu con su brazo —Sabe... Mikey está con Senju desde que ella se fue.
—¡¿Qué?!— Chifuyu lo empujó a un lado dejando ver una mirada de asombro y molestia —¡¿D-de verdad?!— resopló aunque después mantuvo silencio. Ara era su amiga y que el rubio actuara de esa manera le provocaba golpearlo.
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—Mikey... contéstame— la albina estaba sentada en el suelo mirando hacia la cama donde permanecía el rubio, se había encerrado en la recámara que fue de esa mujer y simplemente se negaba a salir —Por favor... Mikey....
