Capítulo 2

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6 de junio, 2021

—¿Y qué te dijo?

Me pregunta emocionada Natasha mientras le quito el borde al sándwich y lo parto a la mitad para que queden dos triángulos.

—Pues... que nos vemos hoy para hablar.

Cuando muerdo el sándwich y la miro, está estática.

—¡¿Se ven hoy?! —la miro sorprendida y asiento lentamente—. ¡¿Por qué no me dijiste?!

—¡Deja de gritar! —bufa, molesta y me mira mal.

—Esas cosas se avisan, tonta.

—Cuida la boca —le digo ya que no me gustan los insultos.

—Pues dímelo la próxima.

—De acuerdo, lo siento ¿Bien? —asiente y seguimos desayunando, bueno, yo, ella me sigue mirando—. ¿Qué?

—¿Cómo qué? ¡Cuéntame!

—Es que no puedo contarte nada, porque nada pasó —digo ya alterada por su reacción—. Sólo me dijo, mañana almorzamos juntos así acordamos las cosas como corresponde —ella asiente más tranquila y yo frunzo el ceño—. No me gustó que me lo dijo como una orden, quizás yo tenía planes.

—Pero no los tienes.

—¿Y si los tenía?

—Le decías y listo.

Asiento y la veo beber de su café tranquilamente.

—Y... —comienzo—. ¿Algo nuevo? ¿Alguna novedad...? —pregunto viendo mi té disimuladamente, pero creo que no lo logro mucho.

—Ya. Ve al grano —la miro y voltea los ojos con una sonrisa—. Te conozco.

—Es la primera vez que un chico se queda a dormir. ¿Acaso estoy presenciando...?

—Nada —me corta—. Tuve un día agitado, fuimos al bar, terminamos en la cama, fue tan bueno que quedamos agotados y sin darnos cuenta nos dormimos.

Me quedo viéndola y esta sólo me sonríe y se encoge de hombros. No me queda otra que suspirar y seguir desayunando.

El día que Nat se anime a volver a ponerse en pareja y le dé una oportunidad a alguien, va a ser el día en que yo vuelva a tener una relación con mis padres.

Osea... nunca.


—¿Cuál es su apellido?

—Leone —cuando le digo el apellido a Natasha, algo se rompe, por lo que salgo de mi cuarto a la cocina—. ¿Estás bien? ¿Qué pasó?

Parece en shock y me mira incrédula.

—¿No lo sabes?

—¿Qué cosa? —pregunto mientras me acerco para ver que se cayó un plato.

—Quién es —dice mientras reviso que su mano esté intacta.

—No entiendo —digo viéndola.

—Es Enzo Leone —frunzo más el ceño y me mira obvia—. ¿Empresa Leone? ¿No te suena? ¿Dueña de múltiples marcas millonarias en el mundo?

—Sabes que no sé nada de empresas o negocios, me gusta el baile, Natasha. Pero sí, escuché hablar de ella.

—¡Y no vas a decir nada!

—No me parece tan importante, tiene una empresa, no es el único que posee una empresa.

—Mujer —toma mis hombros y me sacude—. ¡Despierta! ¡Es Enzo Leone!

Sin Querer Queriendo (#1 Trilogía Tratos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora