Enzo:
¿Me molestó que se lo haya contado a mi madre?
No.
¿Aproveché la situación para pedirle que me bese?
Claro que sí.
Ammbar me mira fijamente.
—Y... ¿No puede ser otra cosa?
—No —digo aun serio—. Le dijiste a mi madre y ella se lo va a decir a mi padre, mínimo, un beso, es lo único que pido.
—¿Sólo uno? —pregunta entrecerrando los ojos y asiento disimulando lo emocionado que estoy por besarla de nuevo y sintiendo mi respiración acelerarse con solo el pensamiento de sentir de nuevo sus labios sobre los míos.
El Rayo McQueen se queda corto con lo rápida que fue Ammbar al presionar sus labios sobre los míos y alejarse.
Sólo. Una. Presión.
—Eso no fue un beso —digo frunciendo el ceño.
—¿Sabes? Pienso que un día se te va a quedar la cara así de tanto fruncir el ceño —dice cambiando de tema, yo no quiero cambiar de tema.
—Eso. No. Fue. Un. Beso.
—Pero bueno, supongo que algún día vas a dejar de hacerlo tanto... —sigue hablando mientras toma su cartera y quiere bajar del auto, evitando el tema.
Bloqueo la puerta y me mira mal cuando no puede abrirla.
—Quiero mi beso, Ammbar.
Mierda, como me gusta decirle por su nombre, no me gusta llamarla Blake y sé que a ella le gusta que le diga Ammbar.
—Ya te lo di, Enzo —dice en el mismo tono que yo.
—Eso no fue un beso, quiero uno de verdad.
—Sí lo fue —dice ahora ella frunciendo el ceño.
—No lo fue.
—Que sí, mis labios tocaron los tuyos, es un beso.
—No, apenas los tocaste, no fue un beso.
—Sí lo fue —dice molesta.
—No. Lo. Fue.
—¡Que sí! —dice ya alterada por tener la razón.
—No. No lo fue, no lo acept...
Sus manos toman mi rostro y sus labios se presionan sobre los míos, callándome.
Suspiro al sentir de nuevo la suavidad de su boca y mi cuerpo completo se altera.
Llevo mi mano a su nuca para pegarla más a mí, quiero tocarla, besarla como corresponde, quiero todo, la quiero a ella.
Pero se separa, quedando a centímetros.
—Ahí tienes tu beso —dice con la respiración igual de acelerada que la mía.
—Ese me gustó más —susurro sobre su boca cuando me acerco, queriendo más, queriendo todo.
—¿Perdonada? —susurra de vuelta rozando sus labios sobre los míos, no sé qué dijo, no pienso, en mi mente sólo está su nombre.
—Me encantas —pego mi boca a la suya y sus manos se aferran a mi rostro, haciendo que se convierta en mi lugar favorito que las tenga ahí.
Sus labios se mueven suaves y lentos sobre los míos, siento un cosquillo recorrer todo mi cuerpo, necesitando tenerla más cerca.
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Sin Querer Queriendo (#1 Trilogía Tratos)
Romance"Esos ojos podrían poner a mis demonios de rodillas" Ron Israel. 1° de la Trilogía Tratos. Historia completamente mía, no copien y sean creativos. Portada hecha por mí.