32: Cuéntale tus sueños a la luna y se harán realidad

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6 de Mayo

Las palabras de Georgia, tan duras y contundentes, tan afiladas y ágiles, trastocaron a cualquiera que la hubiera escuchado. Thomas se había quedado patidifuso en medio de la cocina, sin saber qué hacer con la confesión de su hijo. Por fortuna, Ashton estaba demasiado ocupado jugando con Ethan y Edward que no se inmutó de la discusión.

No sabía si acercarme a Thomas o dejarlo a solas, a enfrentarse a lo que acababa de suceder. John había salido corriendo detrás de Joshua, Ashley había desaparecido junto a Devon luego de llorar en silencio.

Di vueltas en el salón, con el corazón en marcha tras no saber nada de Joshua. Quise salir detrás de él, pero supuse que le gustaría tener un momento a solas o que le gustaría estar con su abuelo.

—Cada cena es mejor que la anterior —comentó Blair, echada en la butaca con las piernas al aire.

—Cierra la boca —espetó Nate—. No tiene nada de divertido.

—Es porque no tienes sentido del humor, hermanito. Todo el mundo esperaba que la bomba explotara en cualquier momento. Aunque no contábamos con que todo se derrumbaría un día antes de su cumpleaños.

—Si vas a seguir escupiendo bazofias, preferiría que sacaras tu trasero de aquí o a mi estilo elegante y educado sería romperte la boca a base de puños —añadió Bella, en un tono bastante calmado.

—Te voy a ser sincera, ángel de la muerte: precisamente ahora mismo tan solo tengo ganas de ir a atacar la almacena de Georgia, así que ¿podemos posponerlo para otro momento?

Blair le guiñó el ojo y salió tan campante del salón, bajo la mirada intensa de su hermano y su prima.

Solté un suspiro mientras me sentaba en el sofá, porque intuía que si seguía dando vueltas me iba a dar algo. Minutos después apareció John, luciendo muy abatido, triste e ido. Al instante fue acribillado a base de preguntas por parte de Bella y Nate. Yo me mantuve en silencio, con un nudo en la garganta, esperando sus respuestas.

—No os voy a mentir. Joshua es una de las personas más fuertes que conozco, pero incluso Hércules se agota.

—¿Qué...? ¿Qué mierdas significa eso? —inquirió Nate.

—Esto está fuera de mi jurisdicción —soltó y se desplomó a mi lado—. Al menos en estos momentos, no puedo hacer nada más que apoyarlo y procurar que no vuelva a meterse en un hoyo sin abertura.

—¿Dónde está? —pregunté por primera vez, mostrando mi miedo y preocupación en cada letra.

—Dijo que no lo esperaras. Salió con el coche hecho una furia y eso es lo que más me preocupa.

—En ese estado si no mata a alguien, él será la víctima —dijo Nate, aumentando mi desasosiego.

—¡No digas eso ni en broma! —chilló Bella.

—Me callo.

Mis manos empezaron a sudar como nunca y mi ritmo cardiaco a subir de manera aterradora. Me levanté sin decir nada, antes de que el miedo hiciera que empezara a llorar y me dirigí al garaje para esperarlo. Tomé el teléfono y lo llamé, pero directamente el contestador automático obtuvo mi atención.

Tenía la esperanza de que hubiera optado por ir con sus mejores amigos, donde podría explotar tantas veces como quisiera sin sentirse juzgado, aunque conmigo también tenía la oportunidad de hacerlo.

Los segundos se convirtieron en minutos, y los minutos en horas, mientras yacía sentada delante del piano, con los pequeños detalles que había hecho para él, sobre mis muslos, y la tarta que Nate y yo intentamos hacer. Intentamos, porque finalmente llegó Ashley y terminó dándole la forma de un pastel decente borrando el trozo de bizcocho en forma de truño que habíamos creado.

TAN IMPERFECTOS COMO LA LUNA •1•  ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora