Capítulo 33: Se ha ido

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Brandon:

EL reloj de mi mesa de noche marcaba las diez y media de la mañana, después de estar toda una noche de fiesta como nunca antes había estado me tenía que levantar con toda la pesadez del mundo. Aunque no fue como la última vez que me desperté de una fiesta, no tengo nauseas, un amargo sabor de boca y lo mejor es que no tengo que lidiar con insoportables migrañas, tengo algo de dolor de cabeza, pero no eran como aquella vez en la habitación de Laura. Ese día casi me explota la cabeza.

Me pongo de pie y luego observo a Laura quien duerme plácidamente en mi cama.

Se veía hermosa con su cabello revuelto por completo. Sonrió levemente al saber lo afortunado que soy de tenerla. Digo se merece todo un universo y me escogió a mí, sique soy afortunado.
Salgo a la sala para encontrarme la televisión prendida y con Justin tirado en el sofá con una bolsa de hielo en la cabeza, me imagino que está lidiando con las consecuencias de anoche.

―Eso te pasa por beber más de la cuenta―le regaña Camile acercándose a él con un par de pastillas y un vaso de agua―. Toma esto.

―Gracias nena. No sé qué haría sin ti―le dice él con voz ronca y ella sonríe.

Escucho unos pasos provenientes del baño, me giro y veo a un chico de tez morena que camina con su chaqueta en la mano, aparentemente acaba de lavarse la cara. Este no se da cuenta de mi presencia puesto que pasa de largo hasta llegar a Justin.

―Buena fiesta la de anoche bro―le dice chocando los puños.

―Muy buena―comenta Camile―. Ahora ve a dormir Cristopher.

Este le echa una mirada a Justin.

―Ya oíste, ella manda viejo―masculla mi amigo.

Entonces Cristopher se encoje de hombros y camina hasta perderse por la puerta.

―Brandon, hola―me saluda la chica percatándose de mi presencia―, ya has despertado.

―Si ¿Qué hora es?

―Son las diez de la mañana.

Vaya, no recuerdo la última vez que me había levantado hasta ya muy tarde.
Me encamino hasta llegar a la nevera y buscar algo para beber.

Saco una botella que contiene jugo de naranja y me lo sirvo en un vaso. Le doy un vistazo a mi amigo quien esta con la bolsa de hielo sobre su frente, esta con los ojos cerrados. Sique está hecho mierda.

―Migrañas―dice Camile recostado por el enorme mesón―. No ha ido a fiestas en mucho tiempo, supongo que eso le ha afectado.

― ¿Justin ha dejado de ir a las fiestas? ―ella asiente―. Eso sique es sorprendente.

Ella solo hace una mueca y lo mira con ternura.

―Supongo que es el efecto que has causado en el―le digo guardando la botella―. Mi amigo es otro desde que te conoció.

―Lo amo―dice ella entonces.
No le digo nada mas y me retiro hasta sentarme en uno de los sillones para ver la televisión. Parece que Justin se ha vuelto a dormir ya que se oyen leves ronquidos.

En la televisión está dando una de las películas de la saga de Rápidos y Furiosos, particularmente no soy muy fan de esta saga, pero igual me dispongo a ver la película.

Media hora después, ya me siento mucho más animado, con más energía, el dolor de cabeza ya no está. Me siento con la fuerza suficiente como para correr una maratón completa por toda la ciudad.

Me sorprende que Laura aún no se haya despertado ya son casi las doce del mediodía. Emma y Jackson tampoco han despertado.

―Todo salió perfecto―repone Justin desde el sofá un poco más recuperado también.

Una Tarde en el CaféDonde viven las historias. Descúbrelo ahora