Participando del #omegacember de fanpage de Facebook, es de fanfics.
Van a encontrar varios shipps como :
✵ 𝑺𝒐𝒍𝒂𝒏𝒈𝒆𝒍𝒐
ꕥ 𝑺𝒖𝒌𝒖𝒇𝒖𝒔𝒉𝒊
𖣔 𝑻𝒐𝒅𝒐𝒅𝒆𝒌𝒖
᯽ 𝑲𝒊𝒓𝒊𝒃𝒂𝒌𝒖𝒈𝒐
𝘠 𝘷𝘢𝘳𝘪𝘰𝘴 𝘮𝘢𝘴...
Espero y le den una oportun...
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Nagisa siempre a sido un Omega muy precavido.
Odiaba cuando sus celos venían antes de lo previsto, la última vez que sucedió estaba en el salón de clases, Koro-sensei lo había ayudado de inmediato y solo fueron unos minutos cuando su calor se calmó.
Pero ahora Koro-sensei no está.
Ya han pasado años desde ese accidente con su celo, desde entonces siempre lleva supresores a donde sea que esté.
Era fin de semana, no tenía que dar clases a los maliantes que eran sus alumnos y tampoco Karma tenía que ir a trabajar.
Se había dado el día libre.
— Porque no dejas que tus empleados descansen — Pregunto el Omega, sabía muy bien la respuesta de Karma, pero siempre era divertido escucharla.
— Mis subordinados tienen que trabajar el doble que el jefe, como crees que el rey demonio está aquí con su lindo Omega. — Karma era alguien capaz de robarle una sonrisa con sus comentarios, nunca cambiaba sigue siendo el mismo chico que conoció en la preparatoria.
— Eres un tirano.
— El mejor de todos cariño
Nagisa comenzó a reírse a carcajadas.
Karma fue a sentarse al sofá de tres piezas donde estaba Nagisa, el Omega se recostó en el pecho del alfa mientras leía un libro.
— Aún me sorprende de que leas como forma de entrenamiento.
— Y a mí me sorprende que tú forma de entrenamiento sea asustar niños.
— Es que es muy gracioso cuando corren por sus vidas.
— No maduras, cierto.
— Y tú tampoco creces — La batalla de miradas entre ellos dos era una de que nadie podría salir vivo, pero solo era un juego para la pareja.
— Como sea, alfa de cuarta — Dijo Nagisa para girarse y centrarse en su libro.
— Y aún así te casaste con este alfa de cuarta — Dijo con una sonrisa.
— Es que no habían devoluciones — Respondió en un puchero.
La pareja solo se abrazo mientras reían, era algo que les gustaba mucho hacer.
Los mimos de Karma relajaba mucho a Nagisa.
Las fosas nasales del alfa fueron golpeadas por un olor dulzón, como de caña de azúcar.
No era fuerte pero era demasiado dulce.
Era el aroma de Nagisa, que iban aumentado.
El Omega está entrando en celo.
— Ka-arma — Susurro Nagisa, el calor era demasiado fuerte, comenzó a temblar levemente en su lugar, el olor de limón, naranja y pino que poseía Karma ayudaban a tranquilizarse pero eso no significaba que su celo disminuyera, si no que aumentaba.
— Nagisa donde están tus supresores — Pregunto el alfa mientras se cubría la nariz, puede ser arrogante, burlón y egocéntrico pero nunca le haría daño al omega.
— Se acabaron — Dijo.
Karma solo abrió los ojos, soltó un par de maldiciones, como a Nagisa se le acabaron nunca se quedaba sin supresores, era más fácil que él perdiera la cabeza antes de que el peliceleste se quedará sin supresores, hasta que una idea cruzó por su mente.
Una sonrisa siniestra se cruzaba por su rostro.
— Querido Nagisa, quieres que te folle hasta el cansancio.
Los ojos del Omega estaba lagrimeando y un sonrojo se instalaba por sus mejillas.
Mandaría a dormir a Karma al sofá por un mes y de abstinencia más de seis.
Pero lo que iba a decir haría que su dignidad fuera a un viaje sin boleto de regreso.
— Follame alfa, follame hasta el cansancio.
Sabía muy bien que a Karma quería que se le hicieran de rogar y que no iba a tirar su oportunidad con su celo inesperado.
— Lo que ordene la princesa.
Los besos que se daban iban llenos de pasión y lujuria.
De los labios de Nagisa solo salían suspiros, gemidos y jadeos.
Karma bajaba por su cuello en un camino de besos húmedos.
El alfa se divertiria, aunque tuviera fuertes consecuencias después.
...
Después, del día muy movido que tuvieron ayer y la noche en vela, se levantaron de la cama.
A Nagisa le dolía todo el cuerpo, no quería levantarse.
Karma solo sonreía.
— Mi pequeña princesa, le dí muy duro anoche — Una almohada se dirigió a la cara del alfa, que lastimosamente no pudo esquivar.
Cayó de la cama por el golpe que le dio Nagisa, cuando callo, se golpeó con la mesita de noche, donde cayeron un par de supresores.
La pareja se vio a los ojos.
— No, que no habían — Dijo burlonamente el alfa.
Nagisa aumentaba de color de un rojo más intenso que el anterior.
— Se me había olvidado que tenía — Susurro el Omega.
— Si querías que te follara como cajón que no cierra, no tuviste que haber puesto como excusa tu celo, cariño.
Nagisa con todas las fuerzas que le quedaban, agarraro lo primero que tenía a mano ( que era una lámpara ) y se la tiró a su marido.
— DORMIRAS EN EL SOFÁ POR UN MES, AKABANE
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