31. Sanando

72 9 0
                                    

•Dos años despues•

Girando las llaves en su dedo indice, Harry se deslizó fuera de la camioneta y soltó un pequeño suspiro mientras elevaba la mirada al cielo. El calor del sol de la mañana golpeo su rostro con suavidad, dandole una sensación de paz que adoraba. La brisa fresca y el murmullo lejano de una ciudad despertando era algo a lo que se habia acostumbrado y que disfrutaba todo el tiempo que podia.

El tiempo habia hecho mucho por él. Las heridas en su interior habian sanado y podia decir que habia madurado muchisimo. Él ser padre habia sido una de las experiencias más placenteras que tuvo la oportunidad de sentir pero tambien lo habia ayudado a crecer. Habia estado a punto de rendirse muchas veces pero cuando llegaba a su casa y escuchaba a Shane gritando por él o solo riendo, todo parecia estar bien. Su hijo le habia dado la fuerza necesaria para levantarse y seguir pero tambien le habia demostrado que él no necesitaba de Louis para ser feliz como se habia empecinado en creer.

Los recuerdos aun estaban allí, aun habia un ligero dolor por lo que habia sucedido con Louis pero ya no estaba enojado. Ya no se odiaba a si mismo. Aun tenia altibajos y estaba seguro de que jamás estaria totalmente a salvo de las recaidas pero ya no era como antes. Era otra persona ahora. El adolescente confundido y enamoradizo habia desaparecido, ahora era un padre responsable que hacia las cosas bien.

El sonido de las camaras a su alrededor rompio su aura de paz y lo hizo maldecir interiormente. Acercandose a la puerta trasera de su camioneta, observó a sus guardaespaldas bajar del auto que venia atrás y rodó los ojos. Odiaba que lo estuviesen siguiendo todo el tiempo pero luego de un par de incidentes de violencia, habia decidido que la salud de su hijo era más importante que su comodidad.

—Papi, mis lentes —gimoteo Shane cuando la puerta estuvo abierta. Sus ojos gris-verdosos miraban hacia él como si hubiese ocurrido la peor desgracia conocida.

Sonriendo, Harry se inclinó y desprendio el cinto de seguridad de la pequeña sillita—. ¿Que sucede con tus lentes, dulce corazón?

—No estan. Estaban aquí y ahora ya no estan.

—Puedes ir sin ellos. —aseguré, tendiendo sus manos para sacarlo.

El cabello largo y castaño del niño, ahora bastante lacio gracias al peso del mismo, se balanceo a los lados cuando Shane negó—. No, papi, necesitos mis lentes.

Suspirando, Harry observó alrededor y movió los juguetes apilados en los asientos traseros. Shane habia tomado ese espacio como propio y habia llenado el lugar de peluches, juguetes y demás cosas brillantes. A Harry no le molestaba pero era una mierda cuando tenia que buscar algo. Encontró los lentes debajo de un peluche de oveja que Zayn le habia obsequiado, la cosa era horrible, su pelo era esponjoso de una amarillo brillante y tenia grandes ojos saltones que asustaban a Harry. Aun así, Shane se negaba a salir a algun lado si la cosa no estaba a su lado en el auto. Simplemente, no lo comprendia.

—Aquí estan. —le tendio los lentes, escondiendo una sonrisa cuando vio a Shane colocarselos y arreglar su camisa con toques cuidadosos antes de extender sus brazos hacia Harry—. ¿Listo?

—Listo, papi.

Sacudiendo la cabeza con diversión ante la coqueteria -cortesia de Lucy- que su niño habia adoptado, salió del auto cargando a Shane. Acariciando el cabello castaño del pequeño, lo apretó contra su pecho con cuidado mientras se dirigia a la puerta del edificio, intentando mantenerse lejos de las camaras de los periodistas.

El cabello de Shane habia sido otro de las cosas con las que habia luchado. Habia temido que el largo del mismo pudiera ser perjudicial para la visión del niño pero cuando habia intentado cortarlo se habia enfrentado con una batalla epica. El recuerdo aun lo hacia sonreir. Su hijo habia gritado, llorado y golpeado a todos los que quisieran tocar su cabello. Cuando Harry le pregunto el porque, Shane habia contestado con un simple:

Obsessed |Larry|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora