1 La demonia y la flor

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–¡Eh! Para el coche.–

Aquel fue el segundo invierno desde que había venido a vivir en el mundo humano. Mi camino a casa fue interrumpido por un pequeño sollozo. Cuando el carro paró en la entrada de mi mansión, bajé para verificar de qué se trataba.

–¿Qué es esta cosa tan pequeña?– Una diminuta canasta se posaba en la entrada.

Sólo pensé que serviría para matar el tiempo.

[...]

–Bienvenida, señora Manoban.– El sirviente abrió los ojos sorprendido al ver entrar a su ama con esa pequeña ser. –¡¿Esa es una bebé humana!? ¡¿Cómo la ha conseguido!?–

–Estaba tirada en la puerta cuando la recogí.– Le restó importancia, pues incluso cargaba la manta que envolvía a la pequeña con sólo su bastón. En cuanto a esta, no paraba de llorar.

–¡¿En un día tan frío!?– Se oyó verdaderamente martirizado. –Probablemente fue abandonada.– Comentó por lo bajo.

–Lo lamenté dos segundos después de haberla recogido.– Tapó uno de sus oídos con su mano. –¿Por qué llora tanto?

–Oh, ya~ya~– El sirviente de cabellos rubios se acercó a la bebé y la tomó en brazos. –Probablemente tenga hambre.

Cuando el rubio acomodó a la pequeña, esta hizo contacto visual con Manoban y paró de llorar al instante, mostrando unos enormes ojos brillantes. La pelinegra se sorprendió y no pudo evitar mirarla con los párpados bien abiertos también. Segundos después, la niña soltó una sonrisa. Manoban la tomó por la tela que la envolvia, alzandola despreocupadamente. –Ouh, sonriendo a una demonia, bastante valiente.

–Cuando la gente dice "una sonrisa como flor" deben referirse a algo como esto.– El sirviente comentó encantado con el gesto tan tierno de la bebé.

–¿Una flor?– La demonia alzó a la bebé a la altura de sus ojos, sosteniendola cuidadosamente. –Hm, una flor, huh. Pero, Jimin, las plantas que adornan la mansión no se parecen en nada a esto.

–Es una expresión humana, señora. Ya que las flores son muy bonitas. Aunque en mi opinión, las flores también representan un sueño hecho realidad, a pesar de las dificultades.

–¿Uh? ¿Y eso por qué?– Lo miró con intriga.

–¿No es lo que un pequeño brote siempre anhela? Poder convertirse en flor y dar vida a muchas más. A pesar del invierno frío o del insoportable calor, al final del día, siempre habrá una flor que se alce.

–Entiendo...– Volvió su vista a la bebé. –Los sueños hechos realidad a pesar de las dificultades, eh.– Dio una sonrisa –Bien, lo he decidido, tu nombre es Jennie.– La risa que la pequeña soltó inundó todo el lugar. –Vivirás aquí a partir de ahora.

–¡¿Qué?! Señora, ¿otra vez actuará sin pensar?

Vivir en la tierra es bastante aburrido, pero pensé que esto sería una buena manera de matar el tiempo. Si se vuelve problematica puedo abandonarla de nuevo como castigo. Esa fue mi indiferente actitud...

Y entonces, 14 cortos años pasaron.




















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Una flor para una demonia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora