17 Ella es mía

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—¡Nosotras dos, nos amamos! —Jisoo y Jennie dijeron al unísono, mientras sostenían sus manos.

¿Qué es esta sensación?

—Jisoo... ¡¿En serio tú y ella??

—¡Claro! —abrazó a su compañera—¿verdad Jennie-ssi?

Se dejó abrazar. —sí, Jisoo—sonó dulce.

—Mmh... ¡¿Qué demonios?! —bajó su cabeza demasiado enojada, dolida y rendida. —¡Ya no me importa! ¡¡Jisoo, bastada!! —extendió sus alas y salió por otra ventana, rompiendola. Ella que había esperado por Jisoo a pesar de todo, a pesar de los rumores de sus amoríos, había sido dañada, su honor y orgullo habían sido dañados, pero sobre todo, su corazón. La verdad es que Rosé realmente amaba a Jisoo.

—Ah, ¿no pudo salir por la misma ventana? —Jimin se quejó, ya que probablemente, él tendría que encargarse de los destrozos.

—Perdón, Rosé...—susurró Jisoo. Vieron a la demonio descender en el patio y dar vueltas por ahí mientras decía palabras inentendibles. —Ah, parece que sigue en la mansión. Tendremos que seguir con este teatro un poco más.

—Lili~— Jennie se acercó a su tutora—¿No es una poción increíble? ¡En verdad crecí! — en serio le emocionaba ese hechizo, aunque sólo creciera físicamente, ya que seguía con su inocente esencia. Llevó su mano a la mejilla de Manoban. —Lisa, tu cara... —sonrió —...me queda más cerca. ¡Qué alegría! —Lisa abrió los ojos impactada. Su corazón se paró debido al acercamiento.

Ah, lo estoy sintiendo de nuevo.

Con su mano en la cara de Jennie, la apartó —No te me acerques.— ¿Qué me pasa? —Cuando te veo de esta manera, me estremece este extraño y confuso sentimiento.—se dio la vuelta y se alejó.

¿Por qué no puedo calmarme??

¡Lisa! ¡No le puedes decir esas cosas! —Jisoo se acercó a Jennie

—¡Cállate y haz que Rosie vuelva a su casa antes de que destruya por completo mi mansión!, Oh, sería bueno que tú también te fueras, peste. —realmente estaba molesta, aunque no sabía por qué.

—¡Qué cruel, Lisa!

—Y mientras se encargan de todo, fuera de aquí y no me metan en sus cosas.

—¡Lisa, para!

—Iré a pasear un rato por el jardín. —Jennie, que se había pasado el rato con la cabeza gacha, dijo casi inaudible. Pasó por al lado de Manoban y se marchó de ahí.

—¡Ah, Jennie-ssi! ¡Oye , Lisa!

Rayos
¿Qué estoy diciendo?

[...]

¿A qué se refería Lisa con estremecerse?
¿No le gustó que creciera?
¿No iba a cooperar con Jisoo?

Jennie estaba algo triste. —No te entiendo, Lisa... — Un aleteo se escuchó y de pronto Leo la encontró en el pasillo. El ave siempre aparecía cuando él se sentía mal. —¡Leo! Me reconocíste aún con esta apariencia —el pájaro se apoyó en su hombro y dio una caricia a su cabeza. —Está bien, no estaré triste, prometí ayudar a Jisoo y debemos hacer esto juntas. —se dirigió al pario— si recojo una flor me sentiré mejor.

Una vez afuera, Jennie arrancó una flor y se la colocó tras su oreja. Escuchó unos ruidos a centímetros de ella y fue a ver. —¿Rosé noona? —Rosie se encontraba abrazando sus rodillas. La miró cuando la nombró, lágrimas inundaban su rostro. Estaba llorando.

Una flor para una demonia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora