Por ti [6/13]

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Fic realizado a modo de comisión para una cliente, quien me dio autorización para publicarlo aquí. ¡Gracias por confiar en mi trabajo!

La nota decepcionada en el tono de Goku la hizo sentirse muy mal. Aquella pregunta fue hecha a sabiendas de lo que sucedía y él sólo la había proferido para que ella lo enfrentara. El idilio de la resurrección de su marido se pudrió de repente y se encontró, luego de bastantes años, enfrascada en una discusión marital. Y no tenía claro cómo actuar todavía, así que optó por la sinceridad, después de todo, él vería a través de ella igualmente.

—Goku... No es fácil decirte ni hacer esto. Eres mi primer amor, mi único hombre, pero hasta hace poco no lo eras, porque no estabas. Viví mucho tiempo como siempre, aguardando un milagro, el que quisieras regresar a la vida, pero no fue así. Y me di cuenta de que no quería seguir viviendo como lo hacía. Ya no quise estar sola, aislada, abandonada... Quise volver a ser mujer.

El hombre la miraba profundamente. Ella había expuesto su corazón a él con sinceridad —como siempre— y ahora debía aguardar una respuesta.

—Milk —comenzó el guerrero, sereno—, yo supe lo que estaba sucediendo contigo, por eso pedí venir. El torneo de Artes Marciales fue una coincidencia, la verdad...

—Incluso si así fue, un día no habría bastado para solucionar aquello por lo que viniste —Ella lo interrumpió—. Además, te habrías vuelto a ir.

—De todas formas, ya estoy aquí. Y no pienso irme a ningún lado. Quiero volver a nuestra vieja vida.

Eso colmó a Milk.

—¡Cuál vieja vida! ¿Acaso debo volver a acostumbrarme a ti hasta que te aburras de la vida hogareña y vuelvas a irte? ¡Me niego! ¡No quiero ser abandonada otra vez!

—¡Yo nunca te abandoné, fue por la tierra!

—¡Sí, claro, la tierra! ¿Quedarte en el espacio cuánto tiempo después de lo de Freezer no fue abandonarnos? ¿Quién nos cuidaba a mí y a Gohan? Y querer permanecer muerto, sabiendo que me embaracé, ¿no fue abandonarme? ¿¡Para qué demonios un muerto querría entrenar si no tendría a quién proteger!?

—¿Entonces por eso estás con él? —cuestionó—. ¿Porque quieres a alguien que te proteja?

—¡No, maldita sea! ¡Cómo no lo entiendes! —Alzó sus puños y exclamó—. ¡Estoy cansada de estar sola! ¡De mendigar tu cariño y tu presencia! Mi destino a tu lado es morir sola y abandonada, ¡pero no quiero! ¡Necesito ser apreciada!

—¡Ya no estarás sola! He vuelto, te prometo que...

—No quiero tus promesas, Goku. Sé que las cumples, pero tardan demasiado en cumplirse y ya no estoy en edad de seguir esperando —suavizó su voz y se acercó un paso hacia él, en actitud conciliadora—. No tienes por qué hacer esto, ya está. Eres libre. Yo tengo a Aramis y él quiere algo serio conmigo, yo estaba pensando en aceptar y...

—No. —El susurro gutural del saiyajin la alertó—. No lo permitiré, Milk.

—No es algo que puedas impedirme —bufó, desafiante. Miró a los ojos al guerrero y supo que él aceptaba el desafío.

—Dime una cosa —infirió, con esa voz que ponía en sus más fieras batallas—. Ante las leyes de la tierra, ¿estoy dado como muerto?

La cuestión sorprendió en gran nivel a la mujer. ¿Desde cuándo al padre de sus hijos le importaba la ley? Supuso que Goku estaba usando esa inteligencia aguda que le afloraba instintivamente, por lo que cuidó sus palabras, pues cuando se ponía así era bastante astuto.

—¿Qué dices? Claro que no. No lo hice ni la primera vez, porque en el registro civil enloquecerían cuando les dijera que mi esposo revivió.

Goku sonrió, causando un vuelco en el vientre de Milk.

—¿Y por qué no notificaste mi segunda muerte si yo dije que no deseaba ser revivido?

Qué suspicaz era el saiyajin en ocasiones. Milk definitivamente lo subestimó, pues él ahora la había puesto en una encrucijada difícil de desenredar y de la que saldría mal parada, pues sus sentimientos estaban interpuestos en ello. Y él lo sabía, por lo que, ante su silencio, por sí sólo respondió a su pregunta.

—En el fondo, al igual que yo, sabías que volvería. Ni tú ni yo lo teníamos claro, pero sí existía la certeza. Yo seguí haciéndome fuerte para protegerlos y tú no quisiste borrarme, porque sentías lo mismo.

Milk se dio media vuelta, demasiado abrumada para enfrentarlo. Recordó el tema principal que los llevó a todo ese lío; Aramis, y recordarlo le hizo recuperar un poco la compostura. No podía despreciarlo, no como Goku tantas veces lo hizo con ella.

—No importa si hice el trámite o no. Tú moriste y yo sí fui viuda, por lo que tuve el derecho de rehacer mi vida con otro hombre.

El gesto confiado de él la desarmó.

—Entonces, técnicamente seguimos casados, porque al no morir ante la ley, no eres ninguna viuda. ¿O no?

La aún matriarca Son se sonrojó furiosamente, no supo si de enojo, bochorno o por el cosquilleo que siempre le ocasionaba Goku cuando se ponía serio, pero le sentó terrible. ¡Ella había tenido una visión de vida diferente! Quizá ya no estaba en edad para tener más hijos, pero consideró un futuro junto a Aramis, y el cómo su amor se iría dando gracias a los gestos y detalles, aquellos de los que siempre careció. Miró a Goku con incomodidad, ¿cómo alguien tan ingenuo como su marido tenía esa recia terquedad en querer conservar algo que, ella pensó, nunca significó mucho para él? Decidió hacer la pregunta, llena de miedo por la respuesta, pero más angustiada de tomar la decisión equivocada.

—¿Por qué quieres seguir casado conmigo, Goku?

Él repasó todos sus momentos juntos. Los enojos y las penas no le llegaron nunca ni a los tobillos a aquella cálida felicidad que le ofreció su familia y su matrimonio. ¿Cómo se lo explicaba, siendo alguien torpe con sus sentimientos y palabras? Recordó a la Milk de siempre, pero más joven, cuando accedió a casarse con ella. La princesa, libre de dudas, le había soltado las palabras más sinceras y correctas que había oído.

—Porque contigo soy feliz. Y te amo, de verdad.

Ahora era el momento de respaldar sus palabras con acciones.

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