Por ti [8/13]

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Fic realizado a modo de comisión para una cliente, quien me dio autorización para publicarlo aquí. ¡Gracias por confiar en mi trabajo!


Milk se miró en el espejo y decidió tomarse el cabello. Revisó su reloj de pulsera y agradeció que le faltara el tiempo, pues ya no quería seguir ahí en su habitación, debatiéndose entre si estaba bien o no lo que hacía. Su primer impulso fue bajar las escaleras, pero se congeló en su lugar, a sabiendas de que Goku y sus hijos veían una película abajo. No podría pasar ante ellos, sentía mucha vergüenza. Simplemente, su personalidad tradicional y sus costumbres la estaban traicionando, juzgándola de la misma forma mordaz como ella lo hizo alguna vez con los amigos de su marido por sus vidas alocadas. Así que su mejor opción, llevándole la contra a sus propios modales, fue saltar por la ventana y escaparse, como su familia varias veces escapó de ella.

Se debatió entre usar la nube voladora, pero al final eligió el auto volador. Llegó al lugar acordado con Aramis y esperó afuera, pues él le dijo que quería que entraran juntos. Era un lujoso restaurante que ella jamás pensó pisar, menos con el hombre de ojos azules que se venía acercando y que la miraba como si fuese la octava maravilla del mundo. Carraspeó levemente, sentía mucha tensión.

—Milk, luces encantadora. Ven, entremos.

Él le pidió eso porque había reservado una mesa a su nombre en la terraza del lugar, que contaba con una espectacular vista a la cuidad. Se sentaron y Aramis pidió vino blanco, el cual fue traído con rapidez por el mesero. El trago ayudó a que Milk se estabilizara un poco, mas sus nervios no disminuyeron. Miraba hacia todos lados, como si fuesen a descubrirla en algo malo. La voz amable del castaño la sacó de su estado de persecución.

—No te ves cómoda. ¿Ocurre algo?

Milk negó efusivamente, dando otro trago grueso a su copa. Aramis presionó los labios, pero optó por no indagar más. En cambio, tocó otro tema de su interés.

—Te he extrañado mucho, desde que se celebró ese torneo no hemos vuelto a vernos y ya me estaba angustiando. —A la mujer se le entibió el corazón al oírlo—. Pero creo que este tiempo separados nos ha servido para pensar, ¿no crees? Yo he pensado en ti y no he concluido otra cosa que no sea querer estar contigo. Pero tú, ¿qué has pensado?

A Milk se le revolvió el estómago al ser abordada de frente. Si de algo se diferenciaban Aramis y Goku, era que el primero era terriblemente directo, tanto que la abochornaba. En cambio, su esposo tenía otra forma de decirle las cosas, porque la conocía y sabía cómo las tomaría. Goku, ¿por qué pensaba en él? Porque esa era su respuesta, venía pensando desde que era niña en el chiquillo con cola de mono y ahora, de adulta, seguía dedicando todos sus pensamientos a ese niño, ya hombre.

Miró a su cita a los ojos y quiso hablarle con la verdad, así como él siempre lo hacía con ella.

—No quiero ocultarte nada, Aramis. Las cosas han cambiado. Algo ocurrió... y estoy muy confundida.

Él probablemente intuía lo que pasaba, claro que nunca podría imaginárselo, por eso Milk tendría que mentirle un poquito para que entendiera. Suspiró, no había de otra.

—Mi esposo volvió.

Aramis frunció el ceño con extrañeza.

—¿Qué? Pero si tu esposo está muerto.

Milk ya tenía una historia preparada en caso de tener que mentir, aunque fuera algo bajo para ella.

—En realidad no murió, solamente se fue hace siete años. Como no supe más de él en todo este tiempo, lo di por muerto. —Aquello no era del todo mentira.

—¿Me estás diciendo que los abandonó y ahora volvió? —El tono de Aramis indicaba su creciente indignación. Milk juntó sus manos en su regazo y susurró, cabizbaja:

—No, no nos abandonó. Lo hizo para protegernos.

—¿Protegerlos de qué?

—Es difícil de explicar, pero diciéndolo de una manera simple; él tenía muchos enemigos y temió que su presencia ocasionara desgracias como en anteriores situaciones, por eso pensó que sería lo mejor para nosotros que él no estuviera.

Aramis bufó.

—Claro, por eso los dejó solos y desprotegidos. ¿Qué tantos problemas pudo haber tenido para abandonarlos? ¿Acaso era un mafioso o algo?

Milk golpeó la mesa con sus puños, sorprendiéndolo.

—¡No te atrevas a hablar mal de Goku! ¡Él nos ha salvado incontables veces y desinteresadamente! Si estuvimos bien y en paz todos estos años fue porque con su ida nos protegió. Pero ahora volvió y sigue haciéndolo...

Su tono de voz fue bajando y ella se quebró. Nunca lo había dicho abiertamente, pero lamentaba mucho la vida sacrificada que llevaba su marido, quien cargaba sobre sus hombros una tierra que no lo conocía ni le agradecía por todas las veces que dio su sangre y vida por ellos. Era injusto que no se le retribuyera nada y que personas como Aramis fueran ignorantes sobre alguien tan valeroso como Goku.

—Está bien, perdóname, no volveré a hablar mal de él.

Milk lo miró y vio su arrepentimiento, lo que le causó más congoja. Sentía tantas cosas contradictorias y aún no tenía idea de qué hacer. No podía despreciar a este hombre que la amaba tanto, pero Goku...

—Sólo no me hagas hablar más de ese tema, es delicado —pidió, porque ya no podía revelar más. Aramis cedió.

—Entiendo. Lo que quiero saber es qué piensas hacer ahora. ¿Aún sientes algo por ese hombre, Son Goku? Necesito que seas sincera. ¿Piensas volver con él o tengo una oportunidad contigo? Dime y yo acataré todo lo que decidas.

Las imágenes de estos dos se sobreponían una sobre la otra, con sus momentos, palabras y sentimientos por ella. Goku pesaba mucho más, pero todo lo que le restaba se añadía en la balanza a favor de Aramis. Obviamente no lo amaba, pero era todo lo que deseó, todo por lo que lloró. Si tan sólo Goku obtuviese un poco de aquello que le pesaba en contra, correría a sus brazos nuevamente sin pensarlo. Pero su orgullo y ego por primera vez ponían resistencia contra su gran debilidad.

—Yo...

Intriga. CHAN.

HLena.

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