EPILOGO

348 13 1
                                    

Isaiah despertó con un golpe seco justo en la boca del estómago seguido de una pequeña rodilla clavándose en sus costillas. Abrió los ojos en un jadeo y, aún en la línea del sueño y la realidad, alzó ambas manos con la intención de que el niño que se había arrojado sobre él no cayera de lleno al suelo. No logró sostenerlo por mucho tiempo, sin embargo, el pequeño se arrastró y se puso de pie a su lado, agachándose sobre las mantas antes de agarrar su rostro con ambas manos y obligarlo a enfocar su vista en su regordete rostro pecoso. Isaiah obedeció a regañadientes, asegurándose a tientas de que su cuerpo desnudo estuviese lo suficientemente cubierto, lo estaba.

—¡Despierta! —El rubio frunció el ceño y alejó su rostro del par de manos pegajosas.

El niño no tardó en ponerse de pie y dejarse caer en el colchón, riendo cuando su cuerpo rebotó, repitiendo la acción una y otra vez. Volvió a dormitar unos segundos, pendiente de que no cayese del otro lado de la cama, aunque muy en su interior deseaba arrojarlo el mismo, no duró mucho, sin embargo, la puerta de la habitación se abrió y segundos después una muda de ropa azotó su rostro.

—Arriba, dormilón, es tarde. —Abrió un ojo cuando reconoció la voz de James, estiró una mano y sonrió al recibir un beso casto en los labios, seguido de un chillido que pululaba entre a ternura y el asco por parte del niño.

—¿Qué hace aquí tan temprano? —preguntó sentándose, cubriendo su cadera con las mantas mientras dejaba que el niño le diese un beso en la mejilla—. Hola, mocoso.

—¡Tío, es mi cumpleaños!

—Lo sé... mamá te hará una fiesta sorpresa, por eso estás aquí.

—No le digas —murmuró James dejando un golpe suave en su nuca.

—Se olvidará en diez minutos.

—¡Cumplo así! —Auggie alzó cinco dedos frente a su rostro, completamente ajeno a la noticia sobre su fiesta sorpresa, Isaiah sonrió y bajó su pulgar—. Ah... ¿Así? Siete.

—Cuatro. —Corrigió, sonriendo ante a mueca pensativa de su sobrino—. Ahora, ve con Jamie... tío Isa se tiene que vestir.

—¡Sí!

Auggie bajó de la cama de un salto, el cual fue amortiguado por James, y correteó fuera de la habitación. James dejó un beso un tanto más húmedo que el anterior en sus labios y salió de la habitación tras el niño luego de decirle que se apurase.

No entendía el apuro, realmente, Caroline los había dejado a cargo de Auggie hasta las cinco de la tarde puesto que, efectivamente, le haría un cumpleaños sorpresa y debía preparar todo. Sería el primer cumpleaños que festejaría como tal, con pastel, globos y un montón de adornos que al rubio le parecía innecesario para el cumpleaños de un niño de cuatro años, puesto que los tres primeros cumpleaños del niño fueron bastante caóticos, principalmente debido a la salud, tanto del niño como del padre, por lo que Caroline quería compensarle aquello y, al parecer, había atormentado al niño durante meses puesto que Auggie, aunque no tenía idea de qué cojones era un cumpleaños, estaba emocionado por festejarlo. Isaiah sospechaba reamente que todo aquello se tratase de una excusa por reunir a toda su caótica familia.

Se puso de pie y se encaminó baño cuando una segunda voz chillona retumbó; Pao. La hijastra de Andrew, su sobrina postiza o sea el que fuese el parentesco que tenía con aquella niña, había sido excusa suficiente para que ella y Auggie se convirtiesen en pan y mantequilla. La niña había quedado fascinada desde el momento en que conoció a Auggie, y cuando el bebé comenzó a ser niño, se volvieron inseparables, así como sus madres. Aún no entendía de todo como Miles y Caroline se habían hecho amigas casi tan inseparables como sus hijos, ambas eran completamente distintas la una de la otra, y era realmente extraño, pero parecían adorarse.

Sexo y nada más.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora