19 - Curiosidad.

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Jona estaba demasiado bonito cuando subió al coche, los pantalones ajustados le quedaban jodidamente bien, los muslos apretados y la tela rígida moldeando su trasero, eran pocas las ocasiones en las que lo veía con ellos, puesto que por lo general usaba ropa holgada y cómoda, pero los jeans pegados a sus piernas lo hacían babear. Se lo dijo antes de encender el coche y conducir a una discoteca de ambiente que quedaba cerca del motel al cual irían luego.

Follaron en seco, más que bailar, Jona tomó un par de tragos e Isaiah se las arregló con una cerveza sin alcohol... y tal vez un shot de vodka -sólo uno, luego le pidió al barman que no le vendiese nada-. El lugar estaba atestado de gente, la música era demasiado fuerte y el olor a sudor y excitación parecía concentrarse en el aire. Isaiah quería irse hace rato, no se sentía muy cómodo con el ambiente, le recordaba lo que había sucedido con Mikel, pero Jona parecía estar divirtiéndose demasiado y realmente le gustaba verlo tan tranquilo y suelto, por lo que acabó manoseándolo en el medio de la pista con la intensión de calentarlo y sacarlo del lugar, pero a Jona pareció gustarle hacer aquello en medio de tanta gente, e Isaiah acabo rindiéndose y disfrutando del baile subido de tono que estaban teniendo.

Después de tres tragos Jona siempre perdía aquel aura de timidez, a pesar de que Isaiah siempre le pedía lo más suave que hubiese, pero de todas formas, la timidez volvía cuando estaban solos, con las luces encendidas y semi desnudos, mientras tanto el menor parecía olvidarse de todo, incluso de que se hallaban en público, recorriendo el cuerpo del rubio con los dedos, tosco y bruto, estrujando su trasero con ambas manos por encima de la ropa, un beso húmedo y caliente. Había descubierto que Jona era bueno no sólo con sus manos, sino también con su boca, y aquello realmente se había convertido en su debilidad, el chico era su debilidad, por lo que en el instante en que la manos y la boca de Jona estaban sobre él, acababa olvidándose de todo y dejándose llevar, y aunque adoraba la actitud sumisa de Jona la mayor parte del tiempo, le excitaba demasiado cuando se dejaba llevar y olvidaba toda la actitud tímida que lo caracterizaba, doblegándolo y utilizando toda la fuerza que reprimía para dominarlo sin siquiera ser consciente de ello.

—Nene... ¿nos vamos? —Jona alzó el rostro después de dejar una leve mordida es su mentón, apretó sus manos alrededor de la cintura del mayor y volvió al chupetón en donde trabajaba—. ¿Estás entretenido?

—Mhm, y tú estás caliente. —Isaiah se permitió reír y llevó una de sus manos a la entrepierna del menor, conteniendo una sonrisa complacida cuando recorrió su miembro duro con la palma de su mano, haciendo que Jona mordiese la piel de su mentón con fuerza.

—Y no soy el único... ¿te gusta morder?

—Creo... lo siento —murmuró en medio de una risita traviesa.

—Mhm... vámonos y podrás morderme todo lo que quieras.

—¿Sí? ¿Aquí?

Isaiah tragó saliva cuando Jona mordió justo en la base de su cuello sobre uno de los moretones. La respuesta era sí, le encantaba, pero un leve dejo de incomodidad apareció junto a la mordida, sin embargo no se alejó, asintió levemente y coló sus manos debajo de su camisa, raspando su piel levemente con sus uñas mientras sentía como se erizaba debajo de sus dedos. Jona sonrió y raspó la cicatriz de detrás de su oreja con los dientes.

—¿Y aquí?

—Sí... en todas partes.

—Vámonos, entonces.

Tardaron varios minutos en salir de la discoteca, pero finalmente lograron subir al coche, y antes de que Isaiah lo encendiese la timidez de Jona reapareció como por arte de magia. Se mantuvieron en silencio hasta que llegaron al motel, el menor jugueteando con sus dedos con la vista fija en la ventanilla y el rostro adormilado y evitando a toda costa las miradas fugaces del rubio, quién contenía una risita ante la mueca nerviosa con cierto ápice de ternura en su rostro. Era el mismo lugar al que iban siempre, Isaiah incluso comenzaba a sentir un poco de vergüenza de que lo atendiese siempre la misma recepcionista, pero le daba igual, no la conocía y ella a él tampoco, por lo que simplemente pagó y caminó hacia la habitación llevando a Jona consigo.

Sexo y nada más.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora