11 - Roles.

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Aún no le había dicho a nadie que planeaba mudarse, por lo que se sorprendió al ver un par de bolsos cando llegó al apartamento, pero resultó que eran de Andrew, quien se había auto invitado a pasar unos días en el apartamento para, según sus propias conclusiones, mantenerlo vigilado. Le dio igual, hubiese preferido a James rondando en la casa pero el moreno vivía en su oficina o en el estudio que compartía con su padre en su casa, por lo que no tendría mucho sentido tenerlo allí sólo para dormir. Pero Andrew fue bueno y se dedicó a cocinarle y ayudarlo con las cremas y demás cuidados que debía tener con su piel, la cual poco a poco comenzaba a pelarse y sentirse tirante, en especial la de su espalda, manos y rostro, las cicatrices que comenzaban a formarse detrás de las orejas resultaron ser mucho más pequeñas de lo que había predicho el médico. Todo picaba demasiado.

Cuando pasó poco más de una semana desde que le hubieran dado el alta fue cuando comenzó a aburrirse realmente, hacía unos diez días que prácticamente no salía del apartamento y, lo peor de todo, hacía dos semanas que siquiera follaba y casi tres desde la última sesión, y estaba frustrado por ello. Sabía que no podría tener sesiones por un buen tiempo, y los gemelos se habían asegurado de aquello haciendo desparecer sus dos preciados baúles. Los amenazó con matarlos si desaparecía uno sólo de sus juguetes.

Necesitaba sentir algo, siquiera le habían dejado un vibrador, su muñeca comenzaba a dolerle y realmente quería –necesitaba, su humor era pésimo cuando pasaba más de cuatro días sin follar- al menos un poco de sexo vainilla, como lo hacía con Jona. Quizá. Por cierto, la última vez que había visto Jona fue en el hospital, no se había atrevido a llamarlo, y el chico tampoco había dado señales de vida desde entonces, a excepción del mensaje preguntándole cómo estaba el sábado por la mañana, mensaje que no respondió, ¿Por qué cojones no había respondido? Siquiera lo sabía, pero cuando lo notó habían pasado tres días y se sintió patético sólo con la idea de escribirle.

Decidió que follaría con Andrew en cuanto llegase de la universidad, el moreno no había querido siquiera tocarlo con la punta de los dedos por miedo a lastimarlo, por lo que decidió dar vuelta los roles. Si no lo quería tocar, bien, no lo tocaría, él sería quien diese los azotes.

Se dio una ducha fría, se vistió únicamente con ropa interior y bañó su cuerpo en el gel que había estado usando los últimos días, olía extraño, pero su piel se lo agradecía. Aprovechó la media hora que faltaba para que Andrew llegase para dejar que su piel absorbiese el gel, sentado con las piernas flexionadas mientras fumaba un cigarrillo en el balcón, aprovechando que el día estaba nublado y que no necesitaba una jodida sombrilla para fumar. Estaba atardeciendo cuando escuchó la puerta de la entrada abrirse, un murmullo y una risita aguda que no reconoció, volteó de inmediato aun con el sexto cigarro de esa tarde entre los dientes, frunció el ceño y cruzó miradas con Andrew, quien lo miró con las cejas alzadas. Bien, había dos muchachas y un chico junto a Andrew, -todos alrededor de los veintitrés-, a quienes no había visto en su vida. Y él estaba semidesnudo en el balcón.

Los tres extraños lo miraron como si tuviese un mono en la cara , confundidos y con una mueca de diversión que ocultaba en una sonrisa amable. Pudo ver que Andrew contenía una risita antes de hacer una rápida carrera a la habitación y volver con una camiseta y unos pantalones de fútbol, se los arrojó a la cara con una sonrisa pícara.

—No sabía que te iba el exhibicionismo, bebé.

—Jodete —murmuró colocándose la ropa antes de lanzar el cigarro hacia el balcón del piso de abajo. La mujer gritona lo odiaba por muchas razones—. Planeaba follarte, ¿por qué trajiste gente?

—Son compañeros de la universidad. Te lo dije en la mañana... necesitábamos un lugar para estudiar por hoy, me dijiste que estaba bien. —Isaiah asintió, lo recordaba vagamente, supuso que había estado medio dormido cuando se lo preguntó—. ¿Por favor? Un par de horas.

Sexo y nada más.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora