20 - Trisomía.

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Evitar a James fue un acto inconsciente, siquiera se había dado cuenta de que lo estaba haciendo hasta después de tres semanas. Hablaban por mensajes, charlas banales y sin mucho sentido, pero había puesto excusas ridículas que siquiera él se creía cuando James lo invitaba a alguna parte, había rechazado incluso el par de invitaciones a cenar por parte de Anne. Andrew lo había notado y lo confirmó cuando el rubio le contó lo sucedido en la última sesión, Isaiah acabó por decirle que sólo eran ideas suyas y que todo estaba bien entre él y James, pero sabía que no era así. Ambos lo sabían.

No se sentía incómodo con James en lo absoluto, pero no quería verlo por alguna razón que no entendía. Se había convencido a si mismo que era mera vergüenza, la última sesión que habían compartido había sido un poco humillante, ciertamente actuar y ser llamado tal y como una mascota no era algo que lo volvía loco, y verlo ahora sabiendo que todo aquello había terminado lo hacía sentir avergonzado.

También tenía un poco de miedo, no había dejado de preguntarse el motivo por el cual James había cortado todo de manera tan repentina. El moreno no era impulsivo, pensaba todo con cautela y días de anticipación, por lo que probablemente la decisión de cortar esa parte de su relación ya estaba tomada hace tiempo, lo que significaba que James sabía que sería su última sesión juntos y realmente no entendía porque no se lo había dicho. La idea de que a James le disgustaba que lo suyo no fuese exclusivo también pululaba en su mente desde incluso antes de la última sesión. Lo sabía, sabía que James era quisquilloso con ello, se lo había dicho el primer día, no le gustaba compartir, y aunque sólo se acostaba con tres personas fijas, incluyéndolo a él, puesto que había dejado de tirarse a desconocidos desde Mikel, era probable que aquello le molestase. Pero le daba igual, si aquel era el motivo por el cual lo había dejado, pues no volverían, no pensaba dejar de acostarse con Andrew ni con Jona, y mucho menos se ataría a una persona nuevamente, sin importar quien fuese. Amaba a James, pero no se ataría a él.

Además de evitar a James, las últimas tres semanas se había dedicado a pasar tiempo con sus hermanas y su madre. Había salido por separado con cada una de ellas, incluyendo a Hazel, quien poco a poco comenzaba a tenerle más confianza para contarle incluso pequeños secretos que antes sólo compartía con sus amigas, secretos inocentes como la vez que recibió una carta de amor de un compañero del colegio o cómo solía fingir estar enferma para faltar a misa cuando aún estaba en el internado, eran pequeñas anécdotas que le hacían sentir que se estaba ganando la confianza de su pequeña hermana.

También se había reunido con Maggie una vez, para almorzar y conversar, la mujer le contó que finalmente había conocido a alguien que la hizo comenzar una relación seria y estuvo completamente dispuesta a darle algunos consejos sobre cómo abrirle la puerta del mundo que ambos compartían a Jona y sobre presentarle a alguna muchacha en el futuro.

Con quien también se había visto en varias ocasiones era con Caroline, y hoy no era la excepción, solían almorzar juntarse antes de ir al trabajo, y realmente habían formado una bonita amistad más allá del motivo por el cual se habían conocido. Caroline había conseguido finalmente un puesto fijo en la agencia donde trabajaba Isaiah, era un puesto de asistente, aunque había hecho un par de sesiones de modelaje con otras muchachas, Caroline parecía extremadamente feliz con ello, iba de un lado a otro organizando y dictando citas, sermoneando a todo mundo como si fuese la jefa del lugar, y aunque claramente no lo era, todos parecían obedecerla, incluso sus jefes, y funcionaba puesto que las cosas en la agencia iban mejorando poco a poco desde que llegó, había más clientes e incluso los habían contratado para un par de marcas importante, era un ambiente cómodo y cálido en el que era fácil amoldarse.

No todo era color rosa, sin embargo. Hacía una semana le habían hecho una ecografía de rutina, y habían descubierto que, si bien el feto parecía sano, era más pequeño para la edad que se suponía que tenía, en especial su cabeza, por lo que le habían hecho varios exámenes y ese día habían llegado los resultados. Se suponía que debía aguardar al día siguiente para llevarle los documentos a su médica de cabecera y que ella le leyera los resultados, pero Caroline no había soportado la ansiedad por tener el sobre cerrado en el bolso, los nervios y el miedo la estaban carcomiendo y había acabado llamando a Isaiah para que estuviese con ella cuando los abriese, y el rubio había llegado a la cafetería desde donde lo había llamado diez minutos después.

Sexo y nada más.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora