26 - Pelea

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Auggie estuvo diez días en la incubadora, pero finalmente le dieron el alta un sábado por la mañana. El pequeño estaba sano, la ropa le quedaba enorme, lloraba mucho y dormía aún más, pero era adorable. Los médicos que lo examinaron habían dicho que debería concurrir a controles cada dos o tres semanas, sin embargo, sus pulmones eran los de un neonato nacido a término y su corazón era tan sano como cualquier otro, lo único que les preocupaba era su digestión, pero lo habían atribuido a la leche y habían decidido mandar a Caroline con un nutricionista puesto que mientras amamantase tendría que seguir cierto régimen, el cual siguió desde el instante en que le fue otorgado, y aquello pareció mejorar disminuir los vómitos del pequeño después del segundo día. También habían recomendado parchar uno de sus ojos, el izquierdo, puesto que el estrabismo al fin y al cabo sí afectaba su visión y parcharlo haría que pudiese ver con normalidad con el ojo derecho, Caroline había llorado la primera vez que lo vio con el pequeño parche cubriendo casi medio rostro, pero se había acostumbrado rápidamente a verlo así.

Según Caroline, Auggie era similar a ella cuando era bebé, Isaiah dudaba respecto a ello, más allá de que bebés le pareciesen todos exactamente iguales, Auggie tenía ciertas características físicas debido a su condición que lo hacían aún más diferente a la fotografía de Caroline en brazos de su madre que la muchacha le mostró, una bebé regordeta, con ojos enormes y claros, labios casi imperceptibles, una melena rubia y con las mejillas arreboladas. En lo único que hallaba el parecido a alguien era en el color de sus ojos; marrones, oscuros e idénticos a Nicholas.

Nicholas no había llamado, se había limitado a hacer un depósito de unos cuantos miles de dólares en la cuenta bancaria de la mujer y Caroline se había mantenido firme en su decisión de excluirlo por completo. A Isaiah le daba pena, no Caroline ni el niño, sino Nicholas, se estaba perdiendo todo aquello y era sólo su culpa. A pesar de todo, la mujer parecía emanar corazones y miel por los poros prácticamente a todas horas, estaba feliz. Isaiah se alegraba por ella, y aunque no lo admitía, estaba bastante embobado con el pequeño, más de lo que se imaginó que podría estarlo con aquella criatura.

Estaba nervioso, sin embargo, había sido un día ajetreado. Había acompañado a Caroline al hospital y había pasado la mañana con ella, ayudándola a organizarse mientras la mujer le mostraba la casa al bebé. Aquello le parecía gracioso puesto que mientras lo hacía, Auggie dormía plácidamente, pero no dijo nada. Caroline lo había hecho alzar al pequeño en brazos, también, y supo que el niño, a pesar de haber subido unos cuantos gramos desde su nacimiento, seguía siendo minúsculo, tanto que le causaba impresión sostenerlo, sentía que en cualquier momento se le escurriría entre las manos, pero no fue así, Auggie había permanecido adormilado mientras Caroline se daba una ducha y, cuando despertó, había permanecido tranquilo, mirándolo abobado mientras agitaba sus manitas y emitía pequeños y casi imperceptibles ruiditos símiles a un balbuceo.

El motivo de su nerviosismo no era Auggie ni su madre, en realidad, era Sarai y Evan. La muchacha solía burlarse de él desde aquella conversación, haciéndole señas y muecas cuando James pasaba por su casa en busca de alguna que otra caja que faltaba para la mudanza, e incluso tuvo que patearla a mitad de un almuerzo el día que Aida le insistió en que se quedase a comer. Sarai había estado a punto de mencionar ciertas cosas que prefería guardarse para sí por el momento, entre ellas, el hecho de que tenía razón; no se había negado, no había sido capaz de decirle a la cara algo tan simple como «no estoy enamorado de Jamie», y no lo haría. No podía negarle algo que en realidad siquiera tenía respuesta. Las dudas lo abrumaban.

El molestarse los unos a los otros era algo familiar, sin embargo, e Isaiah había planeado su venganza perfecta, o no, en realidad no era una venganza como tal puesto que rogaba que saliese bien; había hablado con Evan.

Sexo y nada más.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora