Capítulo 41.

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Cósima.

Se cree que tu felicidad se resume en lo primero que piensas al despertar y en lo ultimo que piensas antes de dormir. Pero, ¿Qué pasa cuando no logras apaciguar tu mente sobre "esa" persona? que asecha tus pensamientos día y noche. Sin estar segura de lo sientes.

Suponiendo lo que podría pasar, vacilando sobre dejar fluir tus sentimientos o reprimirlos bajo llave y perder la llave en la zanja mas cercana para estar segura de no flaquear ante el calor del momento. Temerosa a derrumbarte sin saber si eres lo suficientemente fuerte como para resistir al dolor que consigo trae el amor, levantarte y seguir adelante con tu vida, sin mirar atrás. Pavor a descubrir que "esa" persona no es quien aparenta o crees que es.

No sé si cometo un error o una locura, al aceptar dejar avanzar las cosas con Alnair, o si es una locura y un error no dejar que pase hasta donde tenga que llegar. Solo se que acobardarme nunca me dará las respuestas,  pero el seguir evadiéndo mis sentimientos podría ser lo mas razonable, después de todo creo que él cederá a seguir apartados.

¿No?

Me levanto antes de lo planeado para prepararme a comenzar mi día, lo se es muy temprano todavía, aun no hay rayos solares y probablemente sea la única despierta a esta hora. Para mi vestimenta de hoy opto por un conjunto de short y saco negro opaco con rallas blancas verticales con una camisa lisa blanca de fondo, tacones, maquillaje ligero y el cabello totalmente suelto con ligeras ondas en las puntas. 

Algo formal pero a la vez casual, normalmente prefiero traer mi cabello recogido, pero dado a las marcas que encontré en mi cuello al mirarme en el espejo, obra de Alnair ayer y frustrarme porque el maquillaje no logra ocultarlo del todo, así que después de treinta minutos fue mejor ceder que ser motivo de burla por traer una bufanda en plena costa. 

Me apresuro a estar lista, quiero salir a tomar aire fresco. Había escuchado a las mucamas mencionar que el jardín trasero luce hermoso al amanecer, así que salgo de mi habitación emprendiendo camino intentando llegar lo mas pronto posible. Procuro no hacer ruido y como es usual la casa esta desolada, es muy extraño como siempre perdura un silencio sepulcral en la mansión, en donde el mas mínimo ruido hace eco en los pasillos.

Doy un par de vueltas por varios pasillos sin éxito, a este paso no lo encontrare a tiempo, por suerte me encuentro a uno de los hombres de seguridad. 

-Disculpe, ¿Puede indicarme el camino al patio trasero?- consulte.

El hombre se limito a asentar con la cabeza, dando media vuelta sobre su eje guiándome hasta el. Todos los hombres que conforman la seguridad son muy serios, fríos y enormes, podrían pasar fácil como matones profesionales o soldados bien entrenados, no se de donde los Edevane consiguen personal con tales características. 

Después de dar como quince vueltas, llegamos a unos enormes ventanales que dan vista y salida al jardín, el hombre abrió las puertas corredizas de cristal lo suficiente dándome espacio para salir y sin mas se retiro. Doy unos cuantos pasos, saliendo para apreciar la vista, es muy hermoso, tiene pequeñas fuentes a los laterales dando un toque antiguo y elegante, un camino hecho de piedras de rio con luces iluminando su silueta.

Avanzo un poco mas, apreciando la vista hacia el horizonte, empapándome del sereno, el aire tropical y los primeros rayos de luz solar. Creo que este sería mi lugar favorito si esta fuera mi casa y probablemente el lugar en donde podría pasar el tiempo libre durante mi estadía aquí. 

Me encantan los amaneceres, creo que es una manera de recargar energías y despejar tu ser en cualquier situación por la que estés pasando, transmitiéndote paz, apoyo, calor o ayudándote a encontrar las respuestas que tanto te inquietan.

MI OASIS CÓSMICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora