VIKTUURI
Amo a mi facción: Erudición, casa de sabios y conocedores, portando siempre este azul tan elegante que representa toda nuestra grandiosidad. Un azul tan pulcro e intimidante como nuestras mentes ¿Cómo no estar orgulloso de eso? ¿Cómo no a...
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POV VIKTOR
— Viktor ¿Me estás escuchando?
La voz de mi mejor amigo interrumpe el hilo de mis pensamientos y no puedo evitar soltar un largo y sonoro suspiro.
— No Chris, en lo absoluto.— Siento cómo golpea mi nuca a la vez que murmura algo ininteligible para después devolver la atención al libro en sus manos.
— Estúpido enamorado.
Lo ignoro y vuelvo a pensar en aquello que me planteó mi bello abnegado hace casi tres semanas. Desde entonces no he logrado dejar de fantasear con ello: Yuuri y yo eligiendo Cordialidad: una vida repleta de amabilidad y amor ¿Podría pedir algo mejor que eso? Claro que no.
Y es que no logro dejar de sentirme como en las nubes con las limitadas muestras de afecto y los minutos contados que hemos pasado a escondidas en los baños del instituto, momentos en los que me limito a aspirar su aroma y acariciar su bello rostro mientras lo lleno de dulces halagos salidos desde lo mas profundo de mi corazón. Oh, y las cartas o pequeñas notas que dejamos para el otro... ¡Yuuri es tan romántico! Me escribe las líneas más dulces, palabras que se quedan rondando en mi cabeza por días y que me dejan con una boba sonrisa.
Yo por mi parte aprovecho cada pequeña oportunidad, rozando nuestras manos en el pasillo o lanzándole miradas repletas de afecto cuando estamos en el comedor.
Si con esas pequeñas interacciones soy inmensamente feliz ¿Cómo será cuando compartamos facción? Nuestro primer beso, nuestra primera cita, nuestra primera...
— Viktor, por favor cambia esa obscena expresión que tienes. Me da repelús imaginar lo que sea que estés pensando. — Y vuelvo a la realidad otra vez.
— Lo siento Chris, es solo que... ¡Ahhhhhh! — No digo nada más, solo me dejo caer en el hombro de mi amigo mientras tapo mi rostro con amabas manos y me permito lanzar pequeños grititos, como he querido hacer desde hace días. — ¿Es posible morir de felicidad? Es que tanta ya no cabe en mi cuerpo.
— Jamás me lo habría podido imaginar: Viktor Nikiforov el hijo adoptivo de Jeannine Mathews quien es la líder de facción y una de las mujeres más inteligentes. Su hijo siendo el mejor candidato a líder o concejal, siguiendo sus pasos y mostrándose como uno de los jóvenes más prometedores lo deja todo a un lado para volverse un cordial junto al abnegado del que se enamoró a primera vista. — Dice entre risitas a la vez que palmea mi cabeza. Lo escucho con el ceño un poco fruncido ¿Es eso lo que se piensa de mí? ¿Acaso todos que piensan que soy un erudito así de dedicado?
— Chris, tú sabes que yo no soy ese joven genio que todos piensan. Tu descripción es errónea. — Me enderezo mientras lo veo con algo de vergüenza, pues en realidad siempre quise cumplir las expectativas que se tenían sobre mí, y aún así, no estoy ni cerca de serlo. Es una derrota personal.
