Capítulo 17 "Captura la bandera"

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Me arrastro el colchón y suspiro

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Me arrastro el colchón y suspiro. Hace dos días de mi pelea con Otabek, y los moretones se me están poniendo entre azules y morados. Me he acostumbrado al dolor cada vez que me muevo, aunque todavía me queda bastante para curarme del todo.

Minami y Guang tenían razón, aparentemente después de la paliza que Otabek me dio, Viktor se lanzó los puños contra él, y furioso le dejó un ojo morado igual que al mío. Sólo imaginarme a Víktor peleando contra Otabek hace que se me acelera el corazón y que un rubor suba a mi cara. No debería pero sigo completamente enamorado de ese chico.

Moverme es doloroso, y cada respiro que doy pareciera que será el último, pero la clase de hoy amenaza con ser emocionante pues aprenderemos a manejar armas de fuego.

El día de ayer nos encontrábamos adoloridos así que Mari nos dio la satisfacción de descansar físicamente, y en cambio aprender a cambiar los cargadores de un arma, recargarlas y en general adecuarnos a su peso y entender su letalidad.

Sin embargo hoy hemos de aprender a dispararlas y nos amenazaron que el retroceso de las armas pegara dolorosamente en nuestros débiles y adoloridos cuerpos. Genial.

— Sé que les duele, al principio siempre duele pero aprenderán a encontrar satisfacción en los golpes que han de recibir durante su iniciación.— Comenta Mari mientras una sonrisa se le dibuja en el rostro, nostálgica. —  Tómenle cariño a esa parte de su iniciación, algún día mirarán hacia atrás y recordarán felices esos días en los que sus cuerpos dolían y sus mentes estaban cansadas mientras se adecuaban a su nueva vida. — ¿Como habrá sido la iniciación de mi hermana? No me cabe duda de que ella pertenece a Osadía, y me causa curiosidad el saber como fue ella durante estas primeras etapas y cómo llegó a ser lo que es hoy. —Como regalo esta noche les tengo una actividad divertida en la que podrán estrenar sus conocimientos adquiridos del entrenamiento de hoy.

Todos empiezan a cuchichear curiosos y algo temerosos, a decir verdad no me emociona tanto una sorpresa de mi despiadada hermana osada.

— ¡Empiecen iniciados! Todos tomen un arma y párense frente a uno de los objetivos marcados; el día de ayer se les estuvo enseñando en el arte de cargar un arma, de apreciar su anatomía Y adecuarse a ella, hoy dispararán y empezarán a pulir lo que debe de ser en algún momento una puntería perfecta, porque uno nunca sabe cuando ha de necesitar usar un arma, y es mejor que cuando llegue el momento de usarla la usemos bien.

Me acerco a la armería y me decido por lo que ahora se es un subfusil. Una linda MP5, 9 mm, tal vez no sea la elección más adecuada para practicar puntería a largo alcance teniendo en cuenta que soy un novato, pero su bonita anatomía me sedujo desde el primer día en que nos permitieron tomar un arma entre nuestras manos.

Es un arma bonita, pesada e intimidante. Me causa bastante satisfacción de tenerla entre mis manos ¿es eso malo? ¿O simplemente estoy emocionado al saber que seré capaz de dominar un artilugio como este? Es increíble pensar que en algún momento seré capaz de actuar ante una emergencia, y que tal vez puedo salvar una vida cargando una bonita arma como está.

AMOR ANTES QUE FACCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora