Veintisiete

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Despertar a sido algo que no me apetecía hacer en la mañana, suponiendo además de apagar la alarma dejar a Kihyun solo en casa, sin poder verle durante las horas que estaré en mi trabajo.

Con pereza es como le he dejado en la cama durmiendo profundamente, no sin antes dejar un beso en sus labios que incluso estando dormido me ha correspondió, acelerando de tal forma mi corazón que aún siento sus labios, la calidez y suavidad de estos en los míos.

— Hyunwoo, volvemos a vernos.

Dejando mis pendientes en la mesa como mis pensamientos a un lado alzo mi mirada, viendo al sinvergüenza que no solo tiene el valor de hablarme sino que tengo la desgracia de verle frente a mi.

— ¿Quién ha sido el idiota que ha permitido que una rata como tu salga de la cárcel?

— Hay un hombre que sin duda es una buena persona pero no muy inteligente —le miro confuso —no es que le conozca pero fue él quien pagó mi fianza de forma más o menos anónima. Mi esposa por supuesto no quiere ni verme por culpa de ese niñato. ¿Sigues acostándote con él o ya te has cansado de usar su hermoso trasero? Te aseguro que vale la pena cada vez que abres ese agujero tan estrecho y más cuando te liberas en su interior. Es tan caliente que me gustaría volver a verle.

Apretando mi mano en puño ahora mismo, sintiendo incluso la vena en mi cuello latir con fuerza, no le golpeo sino que clavo mis dedos en su cuello, apretándolos con tanta fuerza que me da igual si se queda sin respiración en cualquier momento.

— Toca a Kihyun un solo pelo y estás muerto —advierto —eres tan miserable que no te importa hacer daño con tal de satisfacer tu arrogante orgullo. ¡Le violaste!

— ¿Qué le violé? —no deja de reír —ese chico me rogó acostarme con él. Quería incluso llamarte para hacerte daño y no me dejó ni ponerme un preservativo. Le gusta lo sucio. Tu querido novio o lo que seáis no es como crees Hyunwoo. Lo mismo ahora está también abriéndose de piernas para alguien más que le satisfaga incluso más que tu. No puedes confiar en alguien que se ha pasado su vida vendiéndose por unos billetes.

— Cierra la boca —le golpeo contra la pared —Kihyun nunca haría algo tan sucio como dejar que una rata como tu se meta entre sus piernas de forma voluntaria.

— ¿Eso piensas? —enfoca su móvil hacia mi —miralo tu mismo.

En la pantalla del móvil que sostiene la imagen de ellos dos en el coche revuelve mi estomago, siendo tan asqueroso de ver como de escuchar a mi novio las palabras que dice, consentir que le toquen libremente al mismo tiempo que pide llamarme, confirmando que las palabras de esta rata a la que ya no sostengo son reales, tanto que contener las lágrimas en mis ojos, el dolor en mi corazón, es imposible mientras conduzco en este momento, a tal velocidad que en minutos estoy en casa, no solo aparcando sino dentro, dirigiéndome al dormitorio donde solo me encuentro con Byeol.

— ¿Kihyun? —le llamo buscándole por toda la casa —¿dónde demonios estás? ¡Tenemos que hablar!

Le busco, por toda la casa, incluso en el cuarto de baño, en cada una de las habitaciones, la cocina donde el desayuno que le he preparado ya no está, tampoco viéndole en la sala, ni encontrando sus zapatillas en la propia entrada.

Inquieto, enfadado, llamo a la única persona que ahora mismo puede decirme donde se encuentra Kihyun si es que no es cierto las palabras de esa rata, aunque por supuesto no quiero sospechar de mi novio.

— Hyunwoo, ¿ocurre algo amigo?

— ¿Está Kihyun en vuestra casa? —pregunto pasando por alto su pregunta —¡dime que si!

Get my number * ShowkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora