Treinta y nueve

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Arrodillándome en el suelo, sobre mis piernas y esta mullida alfombra que instalamos por nuestros pequeños y su comodidad así como también seguridad, siendo acolchada e higiénica, miro a mi pequeño Myung que con sus ocho meses de vida, en los últimos días, sus intentos por gatear han sido lo que más han llamado mi atención, casi lográndolo que es lo importante, sus intentos y la esperanza que mi niño precioso no pierde por sostenerse en sus manitas y piernas para hacer algo que con los meses que tiene es un nuevo aprendizaje del que se sentirá orgulloso.

Por eso me encuentro aquí, arrodillado, atento a mi pequeño mientras que con mi móvil le grabo desde que vi su intención al soltar el peluche de hámster que tanto le gusta, girándose junto a su hermana, siendo que en este momento ya está tomando de la fuerza que tiene para colocarse y empezar a gatear, lentamente, cuidadosamente, asustado pero valiente como lo es.

— Mi niño eres el precioso valiente bebe de papa —le animo —ven aquí con papa mi precioso niño.

No dejo de grabar a mi pequeño en cada paso que da gateando, así como tampoco borro la sonrisa que en mi rostro se mantiene, sintiéndome tan feliz como orgulloso por mi niño precioso, mi angelito, mi hermoso milagro al que no solo cojo en brazos sino que beso sus regordetas y sonrosadas mejillas, preocupándome unicamente por disfrutar de este momento con mi hijo.

— Myung mi niño precioso y tu y tu hermana me hacéis muy feliz —le siento en mis piernas —son los primeros pasos que das gateando y llenas de felicidad mi corazón y se que cuando papa también lo vea se sentirá igual de feliz.

Poniéndome en pie sin soltar a Myung, agachándome unicamente para coger a Hea que estaba cómodamente jugando aunque cayendo en un sueño profundo al mismo tiempo, voy hasta el cuarto, acostándoles en sus respectivas cunas, siendo un buen momento para que duerman por una hora al menos.

— Os quiero tanto mis pequeños milagros —miro a mis hijos —nunca antes pensé siquiera por un minuto que seria feliz de esta forma y ahora siento mi corazón lleno, completo por el amor que cada día me brindáis la oportunidad de obtener. Desde que supe que seria padre me sentí muy feliz aunque también tenia miedo de que algo malo os pasara. Perdí dos bebes antes de vuestra existencia, pero a vosotros no os perderé mis bebes, mi vida entera y a vuestro padre tampoco aunque peleemos muchas veces. Sois mis tres pilares, a quienes más amaré toda mi vida. Ahora descansar con los dulces sueños que os hará dormir un placido y tranquilo sueño.

Arropándoles bien, besando sus cabecitas salgo ahora de la habitación, no sin antes llevarme el pequeño monitor de vigilancia para cuidarles si se despiertan, deteniéndome antes de llegar a la sala al sentir el timbre sonando.

Yendo allí, manteniendo el dispositivo en mi mano, abro en este momento la puerta, encontrándome con la sorpresa de tener a mis preciosos sobrinos frente a mi, siendo que Kihyun ya se mantiene en pie aunque le cueste de no ser porque está sujeto por su padre antes de cogerle en brazos y besar sus mejillas gorditas.

— Pasar pero no hagáis ruido —les pido —acabo de acostarles y no quiero que su sueño quede interrumpido..

— No haremos ruido —asegura Min que cada vez está más notable su barriga —además estoy yo para hacer ruido.

— Eso os pasa por tener prisa por traer un tercer hijo a vuestra relación —vamos hacia el salón —no dejáis que Kihyun y Minheon crezcan y se conozcan como hermanos y ya les vais a dar un hermano.

— Hermana —me corrige Jooheon.

— ¿Es una niña? —los dos asienten —¿no dijisteis que era un niño?

— La doctora aseguraba que era un niño pero tampoco es que se dejase ver bien nuestro bebe —Min acaricia su vientre abultado —aunque tampoco es que nos importe si es niño o niña porque es más importante que nazca con buena salud. Le amaremos igual pero sabiendo que es una niña podemos incluso pensar el nombre y decorar la habitación a conciencia, comprar ropita porque la de sus hermanos no las puede usar.

Get my number * ShowkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora