Cinco

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Cinco

Cuando Nadia comenzó a despertar se estiro sintiendo su cuerpo liviano, hundió su rostro en la almohada cerrando sus ojos y respiró hondo; el olor de una colonia masculina lleno sus fosas nasales y eso la hizo recordar que había ido a la casa de Anderson, tenía vagos recuerdos de lo hablado. Su último recuerdo era de que cuando llegaron ella se acostó en la cama de la que suponía que era de él y se quedo dormida.

Se acomodo boca arriba estirando sus brazos y soltando un suspiro; mientras miraba el techo apenas se podía ver por el gran ventanal que había en aquel cuarto que ya había amanecido y fue consciente de que había dormido un día completo; unos pasos la hicieron mover su cabeza hacía la puerta que estaba entornada y que se abrió cuando entró Anderson.

La sonrisa que se formo en el rostro masculino la hizo sonrojar y sonreír de forma leve.

-Buenos días preciosa -exclamó Anderson dejando sobre el tocador una bandeja -Me alegra saber que ya has despertado.

-No puedo creer todavía que dormí todo un día -expreso ella risueña.

-Es normal -respondió él -Bebiste mucho y tu cuerpo pedía descansar, fue eso lo que hiciste.

-Tenía años de no dormir así -reconoció Nadia levantándose, después de ver que estaba vestida con una camisa de mangas largas -Aunque dudo que vuelva a pasar algo parecido.

-Para que puedas ver, que conmigo hasta duermes lo adecuado o mas de ello -dijo y la carcajada que emitió Nadia reseno por la habitación -Tienes una risa hermosa.

-Gracias -respondió ella -De casualidad sabes que hora es -cuestionó.

-Las nueve de la mañana, del día martes cuatro de diciembre -le dijo y Nadia se carcajeó.

Anderson le observaba embelesado y se acerco a ella para sentarse en la cama a su lado. Llevo una de sus manos al rostro de ella y se lo acaricio con suavidad.

-Me gustas desde la vez que te vi -murmuró el en voz baja.

-¿Desde ayer? -preguntó deteniendo la mano que le acariciaba la mejilla.

-Desde hace ocho años -murmuró -Te ví en una pasarela en los Estados Unidos, fui uno de los promotores que brindaba dicho evento, te veías hermosa, tu sonrisa brillaba tanto y tus ojos esos eran tan grandes que no pude apartar mis ojos de ti.

-No entiendo -murmulló ella.

-No debes de entenderlo -expreso él encogiéndose de hombros -Solo debes de saber que agradezco a la vida, de que ayer me diera la oportunidad de volverte a encontrar. No pude volver ahí donde te vi, porque no me han salido trabajos en se lugar.

-Pero ¿Por que no me hablaste? -preguntó.

-Por qué no debía moverme de mi lugar -exclamó el -Al ser unos de los promotores debo de estar con las personas a las que estoy promoviendo sus colecciones y esa era de las más grande que había elaborado, eran más de diez personas con sus casas de modas.

Nadia miro hacia a otro lado tratando de ubicarse a ocho años atrás y cuando decidió cerrar sus ojos para poder tener una proyección de su propias imagines de que lo sucedido para esas fechas y recordó que fue en ese evento que le hizo enamorarse de la moda, además de que ya tenía varios bocetos en sus manos para poder confeccionarlas.

-Me recuerdo que con aquellas pasarelas nació o mejor dicho creció aun mas mis ganas de crear mi primera colección -murmuró abriendo sus ojos y viéndolo -No creí que tu estarías ahí, pero ¿Como es posible que te gustará yo cuando había miles de modelos hermosas? -preguntó con sus ojos vidriosos.

UN AMOR DE NAVIDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora