27 de Diciembre

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Y aquellos vistasos, los últimos que quería dar a aquella habitación. Parado en el marco veía como su mente lo engañaba enseñándole imágenes de Goku dormido en esa cama. Mordió su labio, para intentar contrarrestar sus lágrimas pero al final de cuentas no pudo.

Una lenta lágrima recorrió su mejilla hasta terminar en la comisura de su boca. Sus ojos lagrimearon, y con lentitud paso toda su mano desde su frente hasta su quijada.

¿Como demonios aquella persona, que al principio le irritó, pudo convertirse en un Dios destructor para él?
Aparte de Bulma, era una persona que desde el principio lo dejó entrar a su corazón, como si fuera alguien que conociera de años.

Sintiéndose ridículo, recordó aquella risa tan sincera que salía de la boca de Goku. Apretó un poco su pecho y pegó su frente a la pared.
Maldijo, por milésima ves al mayor. Aunque esas palabras no lo contentaban para nada.

Esas palabras, «Me gustas» golpeaban como choques su mente, se repetían una y otra vez. Haciéndolo quebrarse por dentro.

......

Su presencia de dolor sólo oscurecia aquella habitación.
Permanecía arrodillado al pie de su cama con su rostro pegado a la sabana. Sus lágrimas mojaban esa tela, parecía como si un vaso lleno de agua se había derramado en ese lugar. Mordió su labio, claramente silenciando esos gemidos que salían al llorar.

Levantó su rostro sonrojado y con lentitud camino hasta su maleta a sacar una sudadera, pues había frío.
Metió su mano, la saco y una pequeña caja metálica cayó al suelo.

Limpio sus ojos y se agachó a recogerla. Una cigarrera negra, con un dragón verde de frente y algo parecido a un tridente en color rojo por la parte de atrás.

Se sentó en la orilla de la cama, pensando a duras penas si llevaba una de esas con él. La abrió, dejando ver dos compartimentos. La primera, llena de sus cigarros favoritos, cigarros que según muchos, sólo los fumaban «Hombres pícaros». La segunda, decorada con una pequeña bolsita para tarjetas de crédito, dentro de ella, un trozo de papel.

Lo saco de lugar, desdoblo la hoja y una hermosa caligrafía lo recibió, con los ojos borrosos empezó a leerla.

La última vez, vi que tus cigarros estaban en el suelo, así que decidí comprarte una cigarrera. La parte de adelante tiene a Shen Long, el típico dragón que consee deseos. La parte de atrás lleva mi marca de confianza. Te la iba a dar personalmente pero sería algo desagradable que me dieras un abrazo después, así que mejor la metí entre tus cosas para que la encuentres sólo.

Vegeta.

De nuevo, sus ojos lagrimearon hasta que se rompió en llanto. Apretó entre su mano la pequeña nota de papel y con fuerza se aferró a esa caja metálica, que desde hoy, se volvería un tesoro para él.

Su mente le jugó las de siempre. Recordó aquella sonrisa tan sincera que le brindaba Vegeta. Palabras fueron pasando por su mente...«solo tu calor me gusta» .

Noches de Diciembre -especial Navideño-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora