Capítulo 23. Back to square one.

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"Fate is just another word for people's choices coming to a head. Destiny, coincidence, whatever you name it. It inevitably lies in our hands." – Tiffanie DeBartolo.


Wang Yibo nunca olvidaría esa onda fría que recorrió su cuerpo. En ese restaurante, sentado enfrente a Liu Zixuan. El contacto de la silla, el ruido de los coches a través de la ventana, la voz de las personas que lo rodeaban disipándose en miles de ondas que iban chocando contra las paredes.

El sonido de su respiración, cómo cada bocanada de aire quemaba al contacto, como si no fuera para él.

Como si cualquier cosa que lo pudiera llegar a mantener vivo en ese momento no fuera más que veneno.

Como si el amor que había estado recibiendo no fuera más que una falacia.

Algo que parecía tener sentido pero que no se merecía.

Muy en el fondo, sabía que nunca se lo había merecido.

No hablaron mucho más después de comer. Liu Zixuan notaba que algo no estaba bien en el cambio de humor de Yibo. Este no paraba de juguetear con la comida mientras evitaba a toda costa el contacto visual con él. Por eso, había intentado hacerlo reír en varias ocasiones, e incluso le ofreció la posibilidad de una cita a ciegas con una amiga de su ahora mujer.

Nada funcionó.

Así que, cuando el camarero recogió sus platos y les entregó la carta de los postres, ambos se negaron y se marcharon a casa.

Wang Yibo estaba en un estado de shock. Demasiado lejos.

Eran tan solo él y sus miedos, atormentándolo otra vez.

La amargura de los recuerdos royéndolo por dentro, destruyendo lo que quedaba de su alma. Sabía que no podía hacer montañas de un grano de arena con tan poca información. Su parte más racional no paraba de repetirle que, para salir de dudas, tenía que preguntarle directamente a Xiao Zhan. Si era cierto lo que decía Liu Zixuan... Si había algún malentendido en esas palabras...

Tenía que escucharlo de él directamente.

Pero no veía en sí el alma para afrontarlo de esa forma. No podía.

No ahora, cuando ya no era su turno sufrir.

Sin darse cuenta, había salido de Luoyang. Se encontraba a las afueras de la ciudad, dejando atrás el paisaje mundano de la ajetreada muchedumbre. En la privacidad de su vehículo, enjaulado en sus propios pensamientos, el sol fundiéndose en el horizonte... La noche se adentraba de forma tímida, pero en él, la oscuridad hacía horas que se lo había tragado.

A medida que conducía, su campo de visión no paraba de tornarse borroso. Era un intento desesperado para contener sus lágrimas, para que no fluyeran, mantener sus ojos abiertos para que se secaran. Porque tomaría que tan solo una de ellas cayera para hacerlo él también, para romperse de una vez por todas. Ni siquiera sabía si era justo que se sintiera de esa forma. ¿Por qué dolía tanto algo tan pequeño? Sentía que se estaba ahogando, el aire atrapado en su pecho sin poder salir, sin poder entrar.

Decidió detener el coche en la cuneta de la carretera. No podía más.

¿Estaba siendo egoísta por sentir esa decepción?

Había cierto remordimiento detrás de esa sensación. Se había aferrado al destino tantas veces para explicar esa felicidad que estaba sintiendo, para alejar la culpabilidad que sentía cada vez que las cosas salían bien.

Porque estaban saliendo demasiado bien y no podía creer que en algún momento de su vida pudiera llegar a merecerlo.

¿En ningún momento fue correcto que se sintiera así?

I'll Wait For You To HealDonde viven las historias. Descúbrelo ahora