Capítulo 25. Reconciliation.

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"Hey, it's all me, in my head,

I'm the one who burned us down,

But it's not what I meant,

I'm sorry that I hurt."

– Taylor Swift, Afterglow



Esa noche, Wang Yibo se estuvo un largo rato observando el piano, completamente ensimismado. Era como si estuviera esperando algún movimiento, que las teclas empezaran a tocar solas.

Un piano transforma a las personas.

En algún momento, empezó a tocar de forma suave, tenía miedo de molestar a los vecinos. Seguía siendo de noche.

Y más tarde, cuando se sintió cómodo con la base, decidió acompañar la melodía con su canto, en un susurro bajo que tan solo él podía escuchar.

Era la misma canción una y otra vez. No sabía salir de ese trance, incluso cuando los primeros rayos de sol de la mañana empezaron a encender el día.

Sin embargo, pudo notar por la urgencia de sus dedos que a penas era capaz de mantener pensamientos neutrales.

Divagaban en su mente en busca de la respuesta más adecuada.

Pedir perdón.

Cerró la tapa del piano, apoyando sus codos en ella y sujetando su cabeza entre sus manos.

¿Qué había hecho?

El miedo lo había hecho huir, otra vez. Y a lo mejor, en esta ocasión, era demasiado tarde para arreglar las cosas.

Pero tenía que hacerlo. Se lo debía.

Observó la hora en su móvil. Eran las siete de la mañana. Apenas tenía batería, aún así, tenía que salir en ese mismo momento.

Si tenía suerte, se lo encontraría aparcando en el trabajo. Podrían hablar entonces.

Yibo había pensado muchas veces que, tal y como llegaba un buen día en el que el carbón se convertía en diamante, la piedra pasaba a hacerse de cristal. Y sabía que todas esas piedras que lo habían construido se habían hecho de cristal. Reflejando cualquier tipo de luz, el arcoíris siempre estaba del otro lado, ningún destello conseguía entrar.

Había reprimido sus emociones por tanto tiempo que, vivirlas de nuevo parecía incluso irreal. Como si no le correspondiera.

Y sus heridas habían herido a otros.

Había herido a Xiao Zhan por estar demasiado enfocado en su propio desconsuelo. Como sus padres lo habían herido a él. Sin tener en consideración qué era lo que él realmente sentía.

Sin preguntarse de dónde venía su necesidad de complacer cada una de sus necesidades.

Juzgó sin escuchar. Y se alejó sin decir adiós.

Mientras conducía, se daba cuenta de la crueldad de sus palabras.

De su prisa por desvincularse, de su egoísmo.

Tanto al tomar como al rechazar.

Tan solo él.

Y también existían los demás. Era una verdad innegable que todos llevaban heridas en lo más profundo.

Sabía que no debía conducir sin haber descansado propiamente. Respondía tarde a los estímulos y su desesperación hacía que salieran a luz sus hábitos más temerarios como conductor.

I'll Wait For You To HealDonde viven las historias. Descúbrelo ahora