I'll Wait For You To Heal

Capítulo 7. The truth behind these words.

"If there's hope then let's move."-Wei Wuxian

Se encontraron otra vez esa misma tarde.

Tal y como prometió, Xiao Zhan había preparado té. Eso los obligó a trabajar. Se dieron cuenta de que su trabajo en equipo era muy eficiente, porque una vez empezaban, la sinergia era inevitable. Xiao Zhan valoró positivamente los versos que Wang Yibo había estado escribiendo. Lo aconsejó a la hora de crear rimas menos obvias y además, le hizo cuatro pinceladas sobre el lirismo de las palabras.

Había veces en las que se perdía entre tantos tecnicismos, pero era reconfortante saber que podía estar concentrado en una tarea sin tener pensamientos negativos o intrusivos a la vista. Después de tantos años de autoexigencia, estar con Xiao Zhan le hacía sentir a salvo a pesar del "no saber".

Incluso con el terror que le causaba su propia ignorancia, el otro chico cuidaba de él y no se lo reprochaba. Al contrario, lo llenaba de conocimiento, como si hubiera tenido lagunas dentro de sí que no sabía que existían, y Xiao Zhan las había ido rellenando una a una.

Descubrió que a él le encantaban las palabras polisémicas, porque podía jugar con la mente del público. Y también palabras que enjaulaban realidades bastas, como el amor. Allí, trabajando al unísono, Wang Yibo tuvo que pellizcarse muchas veces para comprobar que no estaba soñando. Ver a Xiao Zhan tan concentrado, tan implicado en su trabajo, le hacía sentir un extraño cosquilleo por todo su cuerpo. Era una realidad tan etérea, verlo apoyado en la mesa, escribiendo y tarareando a la vez.

Cada vez que se movía, podía percibir ese aroma suyo tan característico. Había tenido que frenar su instinto de seguir olfateando varias veces, porque no quería hacer ningún gesto que lo llegara a incomodar.

Esa tarde pasó sin más, ajustando los dos primeros versos y añadiendo melodía a los acordes de base. Xiao Zhan era un muy buen artista, no pudo dejar de asombrarse por ello en ningún segundo.

Se despidieron formalmente. Esta vez sí, Yibo condujo a casa solo.

Las dos semanas siguientes pasaron así, sin más. Su cuerpo se había acostumbrado a la presencia de Xiao Zhan. Y estaba muy agradecido por ello.

Ya no se ponía tan nervioso como al principio, cuando apenas podía controlar la forma en la que sus mejillas se sonrojaban. Además, le permitía ser capaz de exponer sus ideas de forma más confiada. Se dio cuenta de que, aunque el sentimiento de admiración seguía allí, esa sensación a la que él había dado el nombre de amor, podía ser estable.

Y era gracias a Xiao Zhan, que era capaz de contagiarlo de esa serenidad.

Debido al trabajo, no podían encontrarse cada tarde. Decidieron espaciar sus quedadas en el tiempo, de modo que, cuando volvían a encontrarse, era como si hubieran estado conteniendo toda la emoción para liberarla allí, en forma de música.

Durante esos días, Xiao Zhan aprovechó para enseñar algunos trucos a Wang Yibo que le permitirían mejorar su técnica vocal. Le había explicado que, aunque su voz tenía un color único, había desarrollado hábitos que con los años que podrían dañarla.

En esos momentos, había habido contacto físico.

Xiao Zhan le enseñaba la postura más correcta que debía tomar para sacar la voz, y para eso había tenido que usar sus manos, acariciar su espalda y recolocar sus hombros. Además, le había palpado el cuello varias veces, para mostrarle cómo sus cuerdas vocales se iban desplazando en función de qué músculo usaba. Y cada vez que lo hacía, tomaba una de las manos de Yibo para que lo notara también. Tan cerca uno de lo otro, lo miraba intensamente con esos ojos sonrientes y le decía una y otra vez: