ANNABETH CHASE
—¡Suéltame, idiota! —espeté, zafándome de su agarre.
Lo empujé del pecho y le di un fuerte golpe en el estómago. Él se retorció de dolor.
—Si vuelves a hacer algo parecido... —dije amenazadoramente—. Te darás cuenta que no soy igual a otras.
Él se atrevió a sonreír y a hacerse el indiferente, como si no le acabara de propiciar un buen golpe. Tenía ganas de regalarle un puñetazo en el rostro para borrarle esa tonta sonrisa.
—Annabeth, cálmate —susurró Piper a mi lado, colocando una mano en mi hombro —Larguémonos de aquí. Solo es un gilipollas.
Quise protestar, pues sentía rabia hacia Mason. No podía imaginar como había tenido la audacia de besarme. No tenía derecho siquiera a pensarlo.
Pero por otro lado, me di cuenta que no estaba pensando racionalmente. Piper tenía razón, debía calmarme.
¿Por qué lo había hecho?
—Calma, chica. No es para tanto —sonrió Mason—. De todas formas, ya me iba.
Él se retiró tranquilamente, pero pude notar un atisbo de victoria en su sonrisa. Como si hubiera logrado algo. Me obligué a calmarme como la hija sensata de Atenea que era.
—Mason es un estúpido —mascullé.
—Lo sé —coincidió Piper, luego añadió—. Pero no te enojes tanto. Solo fue un beso.
—¿Solo un beso? —dije incrédula.
Realmente me incomodaba cuando alguien invadía mi espacio personal. Naturalmente, no había tolerado lo que Mason hizo, como no lo hubiera tolerado de parte de otra persona.
A exepción de Percy.
Pensar en eso solo me puso más incrédula. Mason sabía que tenía novio e igual lo hizo. Si en verdad yo le gustara, no creía que se esforzaría tanto en hacerme odiarlo. Había algo detrás de todo esto que no podía descifrar.
No pude ahondar más en mis pensamientos porque, repentinamente, me sentí mareada. El mundo empezó a dar vueltas y casi perdí el equilibrio.
—¿Annabeth, estás bien?
Piper me agarró del brazo con preocupación reflejada en sus ojos. Mi cabeza se sentía entumecida y aturdida. No obstante, respiré hondo y pestañé unas cuantas veces.
—Sí, solo me mareé un poco. No te preocupes —le aseguré, pero no estaba convencida. Yo nunca me mareaba. Traté de cambiar de tema—. Sobre Mason... vale, tienes razón. Quizás me molesté demasiado.
Obviamente no creía eso, pero no quería estar mal con Piper. Ella no había hecho nada malo.
—Vale —murmuró ella, pero no parecía importarle el tema. Sonrió—. Tal vez necesitas descansar.
Asentí en respuesta. Quería creer que solo necesitaba descansar y relajarme así que terminamos nuestros helados y regresamos a Goode.
Una vez en nuestra habitación, Piper me obligó a ir directamente a la cama. Por su cara, supe que no había forma de protestar, así que me metí debajo de las sábanas y recosté mi cabeza encima de la almohada.
—Oye, no me dejes dormir demasiado, ¿vale? —murmuré—. Tengo que repasar una presentación.
—Vale —sonrió—, te despertaré en unas horas.
Asentí, cerré los ojos e intenté descansar.
...
Por primera vez en mucho tiempo, tuve un sueño. La verdad fue bastante corto, pero lo sentí casi real.
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Los Siete Grandes Semidioses
ספרות חובביםLos semidioses de La Gran Profecía han sido aceptados en Goode, la preparatoria a la que asistía Percy Jackson antes de perder la memoria. Es su último año, así que esperan poder pasarlo como adolescentes normales. De preferencia, sin problemas divi...