Junio 1

176 21 0
                                    

Mamá cada día está más enferma, ha perdido el sentido a la vida, solo le pide a mi padre que le dé tiempo de sanar y que no me toque, pero es imposible, soy débil y delgado, aunque heredé la belleza de mi madre, así es como doña Antonella la recuerda, bella, alegre y feliz, dice que ella era toda alegría cuando recién llegamos al barrio y que me parezco mucho a ella, yo igual por momentos la recuerdo así... pero ya no.

Mi padre llega a casa y me encierra en mi cuarto, ha colocado una bisagra con candado por fuera, por lo que por más que grito, pateo y golpeo la puerta, ésta no se abrirá. 

El enfermo de mi padre ha traído a otro hombre a casa. Como cuando era chico cierro mis ojos y cubro mis oídos, con esfuerzo quepo debajo de la cama, me escondo, pero por más que no quiero oír... escucho todo.

.
.
.
.
.
.
.
Qué les digo!?  Un día de locos, pero a parte no me recuerdan que debo actualizar. Lo siento, súper tarde, pero aquí estoy.

Diario de un SumisoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora