Diciembre 31

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No hay nada que celebrar, don Luigi me ha invitado a pasar el año nuevo con ellos, tal vez debí aceptar, tal vez cualquier cosa habría sido mejor que regresar ese día a casa.

Escucho por la ventana de mi cuarto, que, aunque es pequeña y da a la calle, el festejo de la gente, la gente grita de júbilo, ríe y se emociona, yo solo quiero que termine el día y dejar de recordar a mi madre. Me hace tanta falta.

Por momentos recuerdo su carta, cuando me pide que me vaya, que deje a mi padre, pero si me voy, siento que estaré aún más lejos de ella, aun no estoy listo para dejarla.

Escucho el estruendo que provoca mi puerta al abrirse, me despierto alarmado, mi padre me busca, pero estoy debajo de mi cama, me encuentra y se agacha tratando de sacarme de ahí, me arrincono hasta el fondo, pero logra atraparme del cabello, es tanto el dolor que, aunque no quiera salgo de ahí.

Diario de un SumisoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora