Capítulo 23

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Cuando el médico imperial llegó, ya no había nada que pudiera hacer por la Emperatriz.

Su cabeza había golpeado uno de los tantos bordes filosos de la estructura antes de caer, además, su cuerpo no había sido amortiguado por la nieve. Ella había caído directamente en el suelo, convirtiéndose rápidamente en un cadáver envuelto en seda roja y sangre oscura.

KyungSoo no pudo soportar ver aquella imagen, con los rastros de la muerte persiguiéndolo y las visiones horribles de su pasado, vació su estómago mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.

El Emperador estaba en shock.

Fue él quien recogió el cuerpo inerte de la Emperatriz y la acunó contra su cuerpo. Él la había mirado largamente mientras la sangre se deslizaba y manchaba su ropa de dormir, fijando sus ojos en la expresión extrañamente serena de la mujer en sus brazos.

Por primera vez, la Emperatriz parecía en paz. Era una lástima que ella la hubiera conseguido muriendo.

El aviso sobre la muerte de la Emperatriz se dio a conocer al pueblo y los preparativos para el funeral se llevaron a cabo. KyungSoo no asistió, pues sabía que no tenía lugar ahí, entre los parientes de la mujer y Kim JongIn, no obstante, ayudó al monarca a vestirse para la ocasión y lo abrazó fuertemente antes de dejarlo ir. Él mismo aceptó vestirse de blanco, porque aunque no le había agradado la Emperatriz, él creyó que todos merecían respeto al morir, sobre todo cuando se trataba de un alma especialmente atormentada.

El reino del Sur se vistió de blanco y los ritos funerarios se llevaron a cabo por tres días y tres noches.

KyungSoo no había visto al Emperador en ese tiempo, pero JiHyun lo mantenía informado sobre su estado de ánimo y su condición. Para el monarca no había sido fácil enfrentar a los padres de la Emperatriz, incluso cuando ninguno fue capaz de anexarle la culpa por las decisiones precipitadas de su hija y su larga lista de errores pasados, pero KyungSoo conocía la culpa y la impotencia y sabía que Kim JongIn sentía mucho de eso en ese momento.

El cuerpo de la Emperatriz fue incinerado y las cenizas fueron entregadas a su madre para que las esparciera en su tierra. Fue entonces, cuando los rituales finalizaron y todo volvió a la calma, cuando KyungSoo volvió a ver al Emperador.

ㅡJoven maestro, Su Alteza solicita su presencia en sus habitaciones ㅡle informó JiHyun con voz suave. Ella también vestía de blanco y mantenía su cabello largo bien recogidoㅡ.

KyungSoo asintió, dejó a un lado su pincel y pergamino y se puso de pie.

ㅡ¿Podrías guardar esto por mí, por favor?

ㅡClaro, no se preocupe, yo me encargaré.

ㅡTe lo agradezco.

KyungSoo salió de su alcoba y caminó por los largos pasillos con el corazón en un puño.

Aunque la muerte de la Emperatriz fue reciente, los rumores comenzaron a circular en el Palacio. ¿Quién ocuparía el lugar de la Emperatriz? ¿Quién se casaría con Su Majestad? ¿A quién beneficiaría Kim JongIn entre todas sus bellezas? Para nadie era un secreto que el interés principal del Emperador estaba sobre KyungSoo, sin embargo, este no parecía dispuesto a comprometerse con el monarca; así pues, rebuscaron entre sus Concubinos favoritos.

Quien destacaba era Kim MinSeok, y quienes estaban a favor del Concubino parecían caminar sobre nubes.

Aún así, era extraño que el Concubino Do se adentrara en las habitaciones del Emperador, un poder que solo tenía la Emperatriz, así que los susurros aumentaron y se volvieron cada vez más afilados.

El Concubino del EmperadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora