Primer extra

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El primer extra traído el día de mi cumpleaños, porque soy buena persona y estoy de buen humor~

Advertencia: contenido sexual explícito.

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KyungSoo y Kim JongIn decidieron partir al Sur cuatro días después de la llegada del Emperador.

El menor empacó sus cosas en un bolso de viaje que el monarca cargó en su hombro y se despidieron de JiHyun y su familia con fuertes abrazos y algunas lágrimas inevitables. Con la promesa de verse en el futuro, partieron colina abajo y se adentraron en el pueblo sujetos de la mano.

El tío los miró con una sonrisa aliviada y complacida cuando llegaron a su puesto. Ahí, KyungSoo lo abrazó fuertemente y le agradeció por todo lo que había hecho por él, y al igual que la promesa que le había hecho a JiHyun, le aseguró que se verían pronto.

Una vez hechas las despedidas correctamente, Kim JongIn lo condujo hacia el establo que protegía su caballo mientras él iba a buscar al dueño del mismo y pagar por los cuidados extras; se reunieron no mucho después y juntos montaron al corcel para partir de inmediato.

El viaje fue más extendido de lo que le había costado al Emperador llegar al pueblo, y esto se debió principalmente a las paradas necesarias que hicieron para descansar y comer correctamente. Así pues, algunos días después ya se encontraban traspasando las puertas de la Capital.

Fueron recibidos con prontitud, rodeados con gritos, exclamaciones y silbidos satisfechos y emocionados. El pueblo siempre estaría feliz de ver a su gobernante y a la persona que, a su vez, le hacía feliz.

Abrazado a la cintura de su pareja, KyungSoo sonrió y se sintió enternecido al notar que nada había cambiado realmente. Eran las mismas calles, las mismas casas y la misma gente de siempre.

Era tan reconfortante y agradable ser envuelto por lo conocido, por las cosas que había extrañado, que su corazón podría explotar de felicidad con bastante facilidad.

Ese mismo día, al anochecer, las puertas del Palacio Principal fueron abiertas por los guardias de turno nocturno y extendidas reverencias se formaron prontamente mientras el Emperador era recibido nuevamente en su hogar. El caballo caminó hacia adelante y finalmente se detuvo en el patio de bienvenida, cerca de la entrada al palacio.

Kim JongIn bajó del corcel y rápidamente ayudó a KyungSoo, tomándolo firmemente de la cintura -aunque era nada más que innecesario-. Entonces se sonrieron y fueron asistidos con prontitud por algunas doncellas y eunucos que tomaron sus cosas y llevaron al caballo al establo para que descansara.

El oficial Jang apareció entonces, siguiendo de cerca al General Choi, y el corazón de KyungSoo retumbó con afecto mientras el mayor sonreía cálidamente para él, reconociéndolo y exponiendo el mismo cariño que le había obsequiado cuando era más joven.

Los guerreros se inclinaron ante el monarca y una curva gentil se apoderó de los labios del General.

ㅡSu Majestad, Príncipe KyungSoo, es bueno verlos nuevamente.

ㅡEs bueno estar en casa nuevamente. MinHo, gracias por tu duro trabajo. Espero no haber sido inoportuno durante todo este tiempo.

El General negó rápidamente, tan amable y cálido como lo era desde que se había casado y establecido fuera de las líneas de guerra.

ㅡNo ha sido nada demasiado terrible. Los ministros y el oficial Jang me han ayudado todo este tiempo.

ㅡSaberlo resulta ser reconfortante.

ㅡSu Alteza, joven maestro Do, deben encontrarse agotados después de viajar durante tanto tiempo, ¿por qué no entran y descansan adecuadamente? Enviaré a alguien a prepararles la cena ㅡdijo el oficial Jang con suavidad y Kim JongIn miró a KyungSoo, que asintió fácilmente, accediendo con prontitudㅡ.

El Concubino del EmperadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora