KyungSoo se ha preguntado más de una vez qué es la felicidad.
Piensa que se trata de algo abstracto; todos tienen la capacidad de ver la felicidad de una forma diferente, hallarla en situaciones u objetos impensables o crearla por sí mismos.
Para KyungSoo, la felicidad era ver la sonrisa en el rostro de su hermano mayor, recibir su compañía día a día y, a cambio, ser su acompañante en todo momento; en paseos a media tarde; en escapes sigilosos fuera del Palacio. Era encontrar la presencia cálida de SeungWang justo a su lado, mirarlo a los ojos fundidos en miel brillante y dulce; sentir sus manos tomando las suyas; los labios en el dorso pálido; la voz acariciándole los oídos con gentileza.
Esta era la felicidad de KyungSoo: dos personas que podrían ser capaces de elevar su corazón y su alma a los cielos, de convertirlo en un hombre completo y dichoso.
Nada podría importarle más, nada podría causarle tanto amor, nada podría ser tan especial. Su hermano y su amante, solo dos personas, un número muy pequeño que podría causar lástima, dos razones que podrían provocar incomodidad, pero KyungSoo nunca fue ambicioso ni avaricioso; estaba orgulloso de sus dos fuentes de felicidad; él realmente no quería nada más.
Esto no había cambiado; la alegría era la misma desde que puede ser capaz de recordar, y se mantuvo intacta durante el florecimiento de su vida.
Cuando tenía quince años, la emoción en su corazón era desbordante y brillante; a pesar de las sombras frías y opacas que lo rodeaban, aún era capaz de mantenerse resplandeciente debido al par de hombres en su corazón. Ahora tenía diecisiete años, había crecido un poco más y su personalidad se había moderado a un halo de dignidad y elegancia que exigía el imperio y la corona.
Era un hombre ahora, todo un adulto con responsabilidades para con su pueblo y su familia y, a pesar de esto, su felicidad seguía manteniendo la misma naturaleza, seguía latiendo fervientemente en su corazón.
Con la llegada de la adultez, el ofrecimiento de su mano fue inmediato. El Príncipe Heredero, ahora Su Majestad el Emperador, había subido al trono apenas el año pasado (su padre había decidido renunciar a la corona debido al constante agotamiento físico y mental y el deterioro de su salud; el pueblo no se opuso) y ya se desempeñaba como un espléndido monarca.
Corazón blando, mano firme. SeungSoo tenía el aprecio de la gente y la admiración y lealtad de sus hombres.
Él no había faltado a su palabra. Cuando KyungSoo tuvo la edad suficiente, se reunió con el siempre gentil y valiente SeungWang a puerta cerrada. Allí expuso su deseo de casar a su hermano menor con él y, para sorpresa de nadie, el más joven aceptó diligentemente. Así pues, el anuncio oficial se escuchó en cada rincón del Imperio Do y pronto todo fue organizado para que la ceremonia se llevara a cabo.
El sajudanja fue colocado en el escritorio del Emperador esa misma tarde, con la intención de asistir al chamán al día siguiente para pautar una fecha propicia para la boda.
KyungSoo no pudo ver a SeungWang durante todo el proceso, pero ambos fueron constantes con las cartas enviadas de un extremo a otro.
Con el compromiso asegurado, SeungWang había pausado sus oficios en el ejército y comenzaba a reunir su dote para la ham de KyungSoo (esto lo enterneció por completo. KyungSoo no esperaba que SeungWang moviera sus fichas tan pronto, incluso por él. Fue maravilloso). Así que el Joven Segundo Príncipe tuvo que abstenerse a la idea de ver a una de las dos personas más importantes para él y desplegó toda la paciencia que poseía. La recompensa valdrá la pena, eran las palabras que intentaban consolarlo en todo momento.
Al día siguiente, el Emperador se dirigió personalmente a la familia del chamán que todos los Emperadores del imperio Do acostumbraban a visitar. KyungSoo lo había visto partir esa mañana con una sonrisa tranquilizadora y también lo vio llegar con una expresión agotada, pero con respuestas positivas en la lengua.
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El Concubino del Emperador
Fiksi PenggemarDo KyungSoo es el segundo príncipe del Imperio Do. Con su estrella augurando una vida trágica y angustiosa, creció en medio de la soledad y el alejamiento social. Su hermano y el capitán de su ejército fueron sus únicas fuentes de amor y confianza;...