Capítulo 27

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La primavera trajo consigo nuevas noticias.

El eunuco Li había reunido para él la información que le había pedido, anotando todos los datos recaudados en un par de pergaminos. JiHyun se los había entregado con una mirada sagaz y KyungSoo los había colocado no mucho después en la mesa del escritorio.

Los miró fijamente durante largos e intensos minutos, tamborileando el índice en la madera a un ritmo veloz. Su labio inferior fue atrapado por sus dientes y él se preguntó si realmente estaba bien abrirlos y descubrirlo todo de una vez por todas.

El asunto del colmillo lo había mantenido taciturno durante el tiempo suficiente como para crear una nueva brecha en sus hábitos de sueño y descanso y utilizar las túnicas de su hermano como consuelo en las noches frías. Además, resultó difícil mantenerse completamente sereno en medio de pensamientos y recuerdos recurrentes que involucraban en gran parte a SeungWang y todo lo que representaba.

El Emperador había sido bueno disipando todo esto. Él le hacía compañía cuando tenía tiempo libre, lo sacaba del Palacio y lo besaba cuando notaba que se recluía nuevamente. También lo llevaba a dejar ofrendas a la tablilla de SeungWang, cargando él mismo algunas varas de incienso y flores para la Emperatriz. Era por esto, y por muchos factores más, que KyungSoo se encontraba indeciso respecto a abrir el pergamino y leer su contenido.

Porque aquí, KyungSoo comenzaba a formar una nueva vida. Tenía amigos, tenía un nuevo lugar al que podía considerar su hogar, tenía a Kim JongIn y su valioso corazón. ¿Valía la pena desbaratar todo eso por su curiosidad?

JiHyun, notándolo inmóvil durante mucho tiempo, se sentó a su lado y lo miró con aparente tranquilidad, tomando suavemente su mano para detener el movimiento frenético sobre el escritorio. KyungSoo le devolvió la mirada, un poco sorprendido, y ella le sonrió cariñosamente.

ㅡ¿Sucede algo, mi señor? ¿No quiere ver lo que hay ahí?

KyungSoo suspiró profundamente y sus dedos recorrieron el suave papel enrrollado descansando tranquilamente ante él.

ㅡNo solo se trata de querer ver o no. Ahora tengo una vida nueva que me gusta, que me hace feliz, entonces tengo miedo de manchar toda esta nueva claridad con la oscuridad de mi pasado. ¿Vale la pena sacrificar esta estabilidad? ¿Vale la pena renunciar a todo? Temo que lo que he construido se desmorone en un par de segundos, y por eso me encuentro reticente. 

ㅡEntonces no lo abras, Mi Señor.

Los ojos de KyungSoo se abrieron ligeramente y él pareció pasmarse de repente. JiHyun lo abordó con su acostumbrada paciencia, le acarició la mano, un movimiento conocido, y luego la palmeó con gentileza.

ㅡNo lo hagas. Si tanto temes, entonces déjalo. Mi Señor merece comenzar una vida feliz, alejado de todo lo que le provocó dolor una vez. Usted es bueno, es noble, tiene un corazón gentil, ¿por qué no permitírselo entonces? Mi Señor, su gente ha seguido adelante, su pueblo está siendo reconstruido, el Emperador le adora... ¿no es eso suficiente? ¿Por qué rebuscar, por qué alterar las cosas? Mi Señor, si temes perder esto, entonces no lo toques y simplemente vive esta nueva realidad de la mejor forma que puedas. Deja de sentir remordimiento y dolor y tú también sigue adelante como todos lo están haciendo. Ya es hora.

Aunque no se lo permitió, KyungSoo creyó que podría llorar debido al alivio que le provocó sus palabras amables. JiHyun tenía esa cualidad de hacerlo todo más llevadero y fácil, mucho más sencillo de lo que podría hacerlo él, y por eso, por la calma y el consuelo que le proporcionaba, KyungSoo podía volver a hundir los hombros y respirar una vez más.

Porque se sentía comprendido y apoyado, ¿y quién no quisiera sentir algo así? ¿Cómo no sentirse mejor luego de saber que tenía una mano amiga tan buena y adecuada de su lado?

El Concubino del EmperadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora