Dos años después...
Termino de meter las galletas de jengibre en el horno mientras Magda sigue preparando el pavo de la cena. Fue una auténtica batalla convencerla que me dejara estar en la misma cocina que ella está usando, así que trato de no interrumpirla demasiado.
Mamá se escucha alegre en la sala de estar donde está Mario y Bill, estamos esperando a unos familiares de Magda que no querían pasar lejos de ella este año nuevo. Más ahora que está esperando a su primer bebé.
Le doy un vistazo y sonrió por lo hermosa que se ve embarazada,su vestido rosa de maternidad se mueve con ella en cada vuelta que da y su cabello rizado atado le da un aspecto juvenil. Tiene a penas tres meses de gestación y ella dice que lleva toda una vida embarazada por los constantes cuidados de Mario, que no la deja ni un segundo.
—Cariño, llevas más de veinte minutos parada — aparece el susodicho en la puerta de la cocina con una taza de chocolate. Su suéter de navidad debería ganar en el concurso de suéteres feos, ese rojo chillón hace que mis ojos duelan cada vez que parece aquí —. Debes descansar.
Magda toma el cuchillo con el que está picando las verduras y lo amenaza molesta —. Lo digo de verdad Mario, deja de venir cada cinco minutos con lo mismo o no respondo.
Mario levanta las manos en señal de derrota y le manda un beso a su esposa que solo hace que se enoje más.
—Terroncito de azúcar te la encargo, vigila que no se lastime —dice saliendo apresurado de la cocina, evitando la zanahoria que Magda tiro en su dirección.
—No lo soporto — murmura con una sonrisa.
—Yo creo que es adorable, nunca lo había visto así de cursi.
—No quiero imaginar cuando esté cerca del parto —habla mientras rebana pimientos con furia, creo que esta imaginando que ese pobre pimiento rojo es su esposo —. Ha hablado de renunciar a su trabajo y buscar un empleo en casa para no dejarme sola.
—Solo quiero decirte que yo no tuve nada que ver.
—¿De qué estás hablando? —me observa atentamente con una ceja levantada.
—Solo me estoy lavando las manos, Magda —levanto mis manos y Aclaro so—. Ya lo sabrás más tarde.
Hay una petición que Mario solicitó a la empresa y Bill no dudo en aceptarla, aunque probablemente Magda luego quiera mi cabeza en un tablero de su casa.
Cuando Bill me lo contó, me sentí tan feliz de que Mario el relajado estuviera tan paranoico con su esposa embarazada. Desde que salí de la empresa Bill, mi novio —aún me sonrojo cuando pienso en él — ha sido el encargado de pasarme cada chisme que sucede ahí.
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UNA FALSA CITA PARA NAVIDAD
Teen FictionPara Sahara la navidad es consumismo. Para Bill navidad es sinónimo de redención. Dicen que los polos opuestos se atren pero, ¿podrá Sahara dejar el rencor a los MacMillan y darle una oportunidad? O tal vez la unión de ambos solo traerá catástrofe e...