Extra de San Valentín.

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—Me llevarán preso un día por tu culpa, Sahara—Mario me riñe mientras me entrega el otro paquete de globos que le pedí

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—Me llevarán preso un día por tu culpa, Sahara—Mario me riñe mientras me entrega el otro paquete de globos que le pedí.

Hoy es el día de los enamorados y decidí hacerle algo especial a Bill, que consta prácticamente en interrumpir en su oficina a las cuatro de la madrugada con las llaves que le tomé sin consultar ayer en la noche. Se extrañó cuando me fui después de cenar con él y creo que se sintió mal que no despertara en su cama como se nos ha hecho costumbre.

Tengo planeado decorar su oficina con las cosas más cursis posibles, como globos enormes en forma de corazón, compré cojines de corazones para decorar su sillón, hasta su taza de café tiene la temática también. Será como si hubieran vomitado corazones cuando terminemos. Lo tengo planeado desde hace semanas y no podría faltar la ayuda de mi fiel asistente y cómplice, Mario. Aunque se negó varias veces, logré convencerlo en dejar su casa de noche y que me ayudará—le debo todo un paquete de cuchillos de alta calidad a Magda por esto, ese fue su precio para dejarlo venir—. Bill dice que no puedo superarle en detalles cursis así que aquí estoy.

Mi sorpresas cursis consisten más en cosas que a él le gustan quitarme como la lencería o vestidos, pero esta vez quiero sorprenderlo. Ademas que tiene una reunión importante hoy y quiero ver su cara cuando vea todo decorado así. Soy así de malvada.

—Mario, no estamos escondiendo un cadáver. Por favor, relajate.

—Invasión a la propiedad privada es un delito, terroncito de azúcar.

—No es invasión si el jefe es tu prometido—le digo mientras acomodo el último adorno en su escritorio.

—Yo no soy el prometido del jefe, y eso deja mi trasero en peligro, Sahara.

—Tu trasero está seguro, tranquilo.

—Eso espero, a Magda le gusta mucho—dice dándole una mirada apreciativa a su trasero y no puedo aguantar a echarme a reír.

Pasamos unas dos horas más acomodando todo, también dejo su café en la cafetera para que cuando venga solo tome su adicción favorita. Termino con mi carta en su escritorio y una sonrisa se apodera de mí. Sí con todo esto bastará.

———❆———❆———

En todo el día no he recibido ni una noticia de Bill y eso me pone nerviosa. Me hace cuestionar todo lo que hice.

¿Y si se enojó por lo de la decoración?

¿Y si no le gustó?

¿Se enojaría que entre de madrugada en su empresa?

Demasiadas preguntas y pocas respuestas.

Sigo nerviosa cuando salgo de la oficina, son pasadas las siete de la noche y Bill no ha respondido mis mensajes, supongo que me pasé de la raya y está enojado con migo. Rayos. Salgo del edificio y me sobresalto al encontrar a mi novio—nunca me cansaré de disfrutar esa palabra—, parado afuera del edificio con un ramo de rosas blancas que le tapan todo el rostro, si no fuera por que reconozco su auto no sabría quien es.

Me acerco rápido a él y tomo las flores.—¿Son para mí?

—No veo a otra Sahara malhumorada que sea mi novia. Sí, son para ti—dice, dándome un beso rápido en los labios.

—Pensé que estabas enojado conmigo—murmuro apenada y repentinamente tímida.

Eso le saca una sonrisa y me hace ganar otro beso fugaz.

—¿Por qué? ¿Por decorar mi oficina como si un unicornio hubiera vomitado en ella?

Asiento avergonzada, me he pasado de lanza está vez. Pero su carcajada me hace sospechar que tal vez no la embarre tanto como pensaba. En un momento me tiene en sus brazos o tanto como el ramo que estoy sosteniendo me permite.

—¡Me ha encantado!Todos me han molestado por las decoraciones pero yo he sonreído como un idiota todo el día.

Ahora la que esta sonriendo soy yo y también la que tiene la sonrisa de tonta enamorada en la cara.—¿Entonces por qué no respondiste mis mensajes en todo el día?

Esta guiándome hacia su auto cuando le pregunto mi preocupación y lo que me ha estado molestando todo el día, bueno más bien me ha estado doliendo todo el día.

—Oh cariño lo siento—dice sentándose en el asiento y empezando a conducir—Estuve tan ocupado hoy que ni siquiera he visto mi teléfono.

—Pensé que te habías molestado—susurro.

—¿Por qué pensarías eso?

—Realmente no quiero arruinarlo, y solo pensé que me había excedido.

Ya está lo dije,he cometido varios errores y el temor de hacer algo estúpido nuevamente me aterra, lo amo y no quiero perderlo.

—Deberás esforzarte más para deshacerte de mi, cielo.

—De verdad perdoname por eso.

Lleva mi mano a sus labios y la besa suavemente, diciéndome que no hay nada que perdonar, y haciendo que mi corazón lata fuerte en mi pecho con ese acto.

—¿A dónde vamos?—preguntando porque no reconozco las calles donde vamos.

No le da tiempo responderme cuando un enorme edificio se pone en mi campo de visión, conozco el lugar o al menos he escuchado de el. Es donde se encuentra uno de los mejores restaurantes de la ciudad y también es el mejor hotel de la aquí.

Cuando me abre la puerta para que salga del auto sigo con la boca abierta y no escuché cuando bajó del auto por el aturdimiento. La sonrisa brillante que tiene en su rostro es embriagadora como el traje exquisito que tiene puesto. Me veo mi atuendo y es una simple falda con una blusa que uso para la oficina, no es nada elegante.

—No estoy presentable para entrar ahí—le digo avergonzada.

—Tranquila, podemos pedir servicio a la habitación.

¿Servicio...? Oh, debo tener el mismo color de mi cabello porque el se ríe a carcajadas de mí.

—Podemos solo ver la televisión, Sahara—le entrega las llaves del auto a uno del servicio del lugar que supongo lo llevará al estacionamiento mientras me arrastra dentro del lugar—Solo quiero tenerte para mí hoy.

Asiento porque me siento incapaz de hablar porque lo que haremos no será precisamente ver la televisión. Entramos a un elevador luego de pasar por recepción y que Bill diera sus datos con su reservación. Cuando entramos a la habitación se me escapa un suspiro, es enorme y todo está decorado con pétalos de rosas.

—No es tan extravagante como estaba mi oficina hace unas horas...

No lo dejo terminar cuando lo atraigo para un beso largo y seductor.

—Es perfecto—murmuro contra sus labios.

Aunque suene difícil de creer pasamos la mayor parte de la noche viendo películas de Harry Potter, comiendo todo lo que el restaurante ofrecía y luego... bueno eso se los dejo a la imaginación.

Notita Navideña:

Primero que nada MIL GRACIAS por el apoyo dado a esta historia, somos +45k de lecturas, wow es una lucura para mí, jamás pensé que lleagaría hasta aquí. Millones de gracias por sus votos y comentarios.


Espero les haya gustado el primer extra, próximamente habrán más.♥

ADELANTOS Y MÁS:

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