"En ocasiones, ser un hermano es incluso mejor que ser un superhéroe."
- Mark BrownUn día después de todo lo sucedido con Daruk, Link y Zelda partieron a las 7 de la mañana a lo que parecía ser el Dominio Zora. El lugar donde finalizaba el Río Zora estaba a tan solo una hora y media del Establo del Pie del Cañón, por lo que lo más lógico era acudir a ver a Mipha para ayudarla con la Bestia Divina Vah Rutah, idea que al hyliano no le disgustaba. Llevaba unos días en los que todo estaba en su contra, y ver a su amiga de la infancia podría fungir como medicina a los grandes golpes morales que recibía constantemente.
El elegido se encontraba totalmente mentalizado, ayudaría a la princesa Zora con su entrenamiento, pasarían tiempo de calidad y se desahogaría un poco, el plan era perfecto, era lo más cercano a un día de descanso. Tras llegar a la entrada del camino de los Zora, Link comenzó a bajar la velocidad de Rhiannon, seguro al cien por ciento de que su destino era el Dominio Zora, cuando de repente, la princesa da vuelta a la izquierda. "Hay un establo a un kilómetro de aquí, quizás quiera hacer el camino de los Zora a pie", pensó lógicamente el hyliano, pero sus pensamientos comenzaron a confundirse cuando se dio cuenta que la princesa pasó totalmente del establo.
— Princesa, ¿a dónde nos dirigimos? — Preguntó finalmente Link.
Sin embargo, la princesa no contestó. Y el recorrido fue así por 5 largas horas. Ahora la que se encontraba en total silencio era la rubia, dándole siempre la espalda a su escolta personal sin motivo aparente, y tras cruzar los Picos Gemelos, la cabeza de Link estaba totalmente perdida. Finalmente, la princesa detuvo su yegua en el Establo de los Picos, por lo que Link no dudó un solo segundo en bajarse de Rhiannon y encarar a la heredera al trono.
— Princesa, cabalgamos durante cinco horas sin rumbo alguno y aún desconozco cual será nuestro destino. — Habló el hyliano, exhausto. — Le pido de favor que me diga a dónde vamos.
— Voy a Kakariko. — Respondió la princesa, seria y sin verlo a la cara.
— Disculpe, pero el Rey no especificó que fuésemos a Kakariko. — Replicó el rubio.
— Te dije que voy a Kakariko. — Repitió Zelda, sin intenciones de cambiar su opinión.
— Princesa, si su padre se entera que usted está en la aldea de Kakariko, las cosas no irán muy bien. — Dijo Link, conteniéndose de sacar todo lo que tenía guardado.
— Link, creo que eres mejor cuando tienes la boca cerrada. — Declaró la princesa sin escrúpulos. — No es una pregunta, voy a ir a Kakariko, y lo haré yo sola.
— Princesa, perdóneme, per...
— ¡No, no hay perdón de nada! — Exclamó Zelda, enfadada. — ¡Desde el minuto uno dije que no necesitaba un escolta personal, pero mi padre quiso que "el caballerito" me siguiese a todos lados! ¡Estoy harta de que te comportes como una maldita pulga que me sigue a donde voy y no hace más que hacerme sentir mal! ¡Estoy a escasos meses de cumplir 18 años, y verte diariamente con tu inexpresiva cara solo me hace pensar en que nadie cree que puedo cuidarme sola, soy casi una adulta, cada segundo que paso a tu lado es... Es...
— Princesa...
— Y esa espada, esa maldita espada... ¡Esa espada no es más que un trozo de metal! ¡Un condenado trozo de metal no te hace más especial que yo o que nadie! ¡Y estoy harta de ti y de que todo el mundo sienta que eres un jodido Dios!
Un silencio sepultó el Establo. Todos veían la discusión que se formó, asustados por el tono de voz al que llegó la princesa de Hyrule. Zelda lo notó, y avergonzada subió a su yegua.
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The Legend of Zelda: Age of Calamity
MaceraCuando se confirma el rumor de que un joven proveniente de la Aldea de Hatelia se hizo con el poder de la Espada Maestra, el reino de Hyrule entra en estado de alarma ante la inminente llegada de la maldad en su más grande expresión.