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Kim Namjoon

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Kim Namjoon


El sol ascendía, iluminando con luz natural cada parte del lugar. Admirar el paisaje, ver a las personas moverse rápidamente, escuchar ese idioma, me hizo entender que la larga temporada de viajes había llegado a su fin y después de mucho tiempo estaba en mi país.

Puede ser que no se encontrara en mis planes esto de volver, pero he de admitir que se siente bien estar en medio de un sitio no tan, heterogéneo. Echar un vistazo hacia atrás, analizando años que me hicieron entender lo confundidos que estamos por saber a donde pertenecemos, y a pesar de que no estaba en mi país, al sitio al que fui, lo volví mi hogar y se sentía extraño, por una parte.

Arrastré la maleta mientras caminaba por aquel inmenso aeropuerto. El cansancio de 16 horas me pesaban sobre la espalda, podría desvanecer en cualquier momento. Necesitaba tirarme sobre una cama y dormir por dos semanas si podía ser posible.

Busqué entre mi bolsa unas gafas, para ponérmelas. Los rayos del sol eran impertinentes y dañaban mi vista. Creo que todo esto podría tratarse de que estuve la mitad de viaje durmiendo y era de noche.

Salí por la puerta grande, literalmente. Quedé enfrente de una malla de taxi y coches personales aparcados afuera, esperando por los que habían bajado del reciente avión. Todos me miraban como un perro a su hueso, una leona a su presa o un ladrón a su víctima.

Mis vestimentas me hacían ver como extranjero, -ya que no tenían oportunidad de apreciar mis ojos- coloqué mejor mi sudadera sobre mi hombro y me desvíe de toda esa gente.

—Hola señor, ¿quiere que lo lleve? Ofrezco una buena tarifa por los kilómetros que recorramos.

Negué sin prestarle atención alguna. Este parecía insistir, hasta el punto de tocar mi maleta. Detuve mi paso ante su insistencia y su imprudencia. Escuché su acento de imitación del inglés, tratando de comunicarse conmigo, como si no lo hubiese entendido.

—No necesito que usted me lleve. Soy un coreano que entiende perfectamente. Aunque si lo desea, podemos tener una conversación en inglés sobre respeto e intimidad personal.

Este se tensó, soltando mi maleta y alejándose, sin apartar su mirada, de vez en cuándo sobre mí. No quería empezar mal tocando suelo familiar, pero las personas teniendo cero porciento de respeto cuando alguien no quería su servicio, eran insoportables.

Una bocina me llamaba. Giré sobre mis talones para fijar mi vista en aquel coche que anteriormente había visto en fotografías. En zancadas, me acerqué a él, con una leve sonrisa.

Miré a ese personaje saliendo del coche, con señales de darme un abrazo. Bajé aquella pequeña cera, solté mi maleta y acepté su cuerpo contra el mío, estirando mis brazos. Este pequeñajo había crecido.

WARM | KIM NAMJOON [Sinful #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora