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Kim Namjoon

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Kim Namjoon

Pasé casi todo el día en el hospital, viendo la forma en la que mi tía arruinaba su vida, en la que hizo que mi pequeña Suni se envolviera en conflictos de adultos. Sinceramente, no tenía idea de como acabaría todo aquello. Me afligía pensar que acabaría al final del día con su vida.

El estrés me consumía, así que creí que sería buena idea pasar por el club, pero sin ruido. Tenía ganas en ese momento de ver a Yuju. A pesar de que me sentía mal, por Yuna, ya que debía admitir que me gustaba pasar rato con ella.

Completamente jodido.

Pedí una sala, bajo otro nombre, pidiendo a Yuju, todo para que Solar no me dijese que no. Debía de sentirme mal por ver la silueta del cuerpo de Yuju, sin dejar de pensar en el de Yuna, en su cálida piel, tan suave y con escalofríos cada vez que mis labios rozaban en ella.

Tragué saliva, calmando mi ser. No podía ver parte de su rostro –sin contar el antifaz–, ya que estaba aún lejos y las luces seguían apagadas, menos por la luz del panel. Se había hecho algo en su cabello, tenía rizos y vaya que se venía atractiva.

No sabía como actuar mientras se acercaba, y más cuándo cruzamos miradas. A ella no le importaba que fuese yo, seguía haciendo su trabajo. Tenía puesto algo que parecía un vestido roto, con agujeros, pero no estaba seguro si llevaba algo por dentro, ya que cuándo se giró, su espalda estaba desnuda hasta lo bajo, solo tiras del vestido.

El ritmo de la música cambió, provocando movimientos menos suaves y más bruscos. Gracias al vestido que llegaba a sus mulos, su trasero se movía tan bien que me haría perder la razón. Se tiró al suelo, en cuándo llegó hacia mí. Seguía de espaldas, ahora en a horcajadas, para luego tirar su torso hacia enfrente, regalándome un vista preciosa de sus bragas color crema.

Cada vez me sorprendía lo caliente que era esta mujer. Con justa razón todos esos hombres susurraban para ellos como la quisieran tener. Y yo no era la excepción. Me sentía mal, pero aquello provocaba más ganas de acercarme a Yuju.

Puse mis codos sobre mis muslos, encorvando mi espalda para verla. Lo mejor de todo, que cuándo hacía su trabajo, era tan coqueta. Sus piernas se abrieron, quedando frente, de nuevo cara a cara. Gateó un poco hacia mí, y mis manos cosquillaron por tocarla de la misma en la que ella se tocaba. Su mano subió moviendo sus senos en el proceso, yendo hacia su cuello y moviendo su cabello.

Llegó mi parte favorita, en donde se puso de pie y yo simplemente acomodé mi cuerpo sobre el respaldar. Bailaba tan bien, tan asfixiante que llevé mi mano al nudo de mi corbata para aflojarlo. Sus caderas por lo visto eran una perdición, cada vez que las movía con esa facilidad.

Sus piernas lisas vinieron hacia mí de nuevo, y sin pudor se sentó sobre mi regazo. Al tenerla encima de mí, confirmé que tenía un sostén que cubría poco sus senos, pero se miraba tan ardiente, la música era un aliado.

WARM | KIM NAMJOON [Sinful #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora