Por qué ese día en que 𝗖𝗵𝗼𝗶 𝗬𝘂𝗻𝗮 olvidó su cuaderno en la biblioteca, no sería una coincidencia, ni tampoco ver al hombre de hoyuelos que se volvería el control del actuar de su cuerpo.
Y mientras se avecinaba la avalancha de contratiempo...
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Choi Yuna
"Las ráfagas de vientos creaban silbidos agudos, susurrando levemente las posibles experiencias gratificantes que podrían vivir al empezar un día radiante."
No era verdad, por qué mi día no estaba siendo para nada radiante. Después de gastar todas mis energías, pude darme cuenta de que había llegado tarde, por qué era triste ver como mi autobús me dejaba. Tercer suceso, contando que a mi primera hora de clase llegué tarde, por el hecho de que a la increíble Yuna se le ocurrió ir a la biblioteca más lejana a pedir unos libros. Era un completo desastre. Dime universo, ¿tienes algo más para mí?
No me quedaría esperando treinta minutos por el siguiente, así que me tocaba caminar. Mientras lo hacía, aproveché a sacar de mi mochila uno de los libros que tomé esta mañana. 'La Elaboración de la Escultura', era su nombre y era más una guía histórica y técnica accesible sobre los materiales y técnicas de la escultura europea.
Las calles estaban vacías, así que, por lo menos, tengo la seguridad de que no me chocaré con nadie. Abrí el libro y me fijé en la primera página, la introducción. "Las prácticas de fundición, tallado y modelado se exploran desde la época medieval en adelante. Cada capítulo se concentra en un material o categoría específica. Hermosas fotografías en color resaltan las obras e ilustran las prácticas de los talleres contemporáneos." Las ansías me podían, y pasé la página, encontrándome con el índice que leí justo lo que me llamaba, la página 12, la narración del modelado. Lo que me molestó, es que... se encontraba en inglés y no soy una gran experta que digamos. Por lo menos, las fotografías eran de ayuda.
Alcé la cabeza por unos segundos, encontrándome con el autobús en camino y yo cerca de la siguiente parada, así que guardé el libro y troté para llegar.
No sé cuando inicio este gusto, ni por qué, simplemente sucedió. Logré ingresar a la universidad y apenas pude pagar 10 cuotas, las cuales mi padre decidió que no siguiera más, que ayudara en casa y así lo hice. Me arrepiento de tantas cosas, pero si lo pienso tanto, no vale la pena, al menos ahora estoy en mi segundo año en la escuela de arte y cerámica, cambié tanto queriendo investigar sobre las esculturas. Siendo honesta, es, interesante y llamativo.
Suspiré y alejé la vista de la ventana. Estaba entrando a la región, así que me levanté del asiento para acercarme a la puerta.
Mi parada era justo aquí, así que las puertas se abrieron y me bajé. Doble a mi derecha y emprendí camino para llegar al barrio donde vivía.
Y justo cuándo bajaba una corta colinilla, me di cuenta de que mi padre quería que cuándo saliera de la escuela, fuese rápido a casa para que lo ayudara. Mierda. Corrí tanto como pude, tanto como me permitían mis zapatos, y ni pude saludar a las abuelitas que siempre estaban afuera de sus locales.
Me quedé en la puerta, ordené mi flequillo, tranquilicé mi respiración e imité la mejor sonrisa, exacto, como si mi día hubiese sido el mejor. Abrí la puerta, encontrándome con un desastre, una pelea de borrachos, el empleado de mi padre tratando de separarlos y mi padre, saliendo justo en ese momento de la barra.