✧*｡ռɨñata ɨռɢɛռʊa✧*｡/human!fell Papyrus x reader/

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Cenamos con completa normalidad, además de tener un servicio rápido, me sorprende que Papyrus la comida que siempre pide fuera la lasaña. Por un momento pensé que sería algo más elaborado, como carne echo a lo grande, pues a veces era un bruto para comer.

Fell Grillby venía de vez en cuando para controlar la situación, por si necesitábamos algo básicamente. En cuanto le contestaba siempre sonreía hacia mi dirección antes de volver a su puesto de trabajo. Me hubiera gustado saber como es que los dos hermanos y él se conocieron.

Ni si quiera pedimos nada de postre, con la comida y los entrantes tuvimos más que suficiente.

Finalmente nos trajeron la cuenta con un número mucho menos elevado de lo que pensé. El de cabello blanquecino me miró con una sonrisa maliciosa en su rostro antes de hacerle al camarero acercarse a él para susurrarle en la oreja. De pronto, el chico se inclinó hacia delante antes de llevarse de nuevo la cuenta. Parpadeé un par de veces confusa viendo como el más alto colocaba su dedo índice por encima de sus labios.

Nos levantamos de la mesa satisfechos por la comida para luego, volver a bajar por las escaleras topándonos con Fell Grillby casi en la salida.

—Que paséis una buena noche, chicos. –se dirigió a Papyrus para que este le susurrase algo al oído. El de cabello morado asintió firmemente antes de marcharse.

Salimos del local mirando hacia el cielo por unos segundos.

—Parece que está lloviendo –unas cuantas gotas de agua cayeron sobre nosotros. El más alto cerró los ojos suspirando –. Me recuerda a la primera vez que nos vimos en la parada de autobús, tú con tu actitud agresiva mientras que yo intentaba mantener una conversación contigo. –reí retomando nuestro camino hacia su casa.

—Si no fueras un completo gilipollas entonces no habríamos empezado con mal pie –la lluvia caía cada vez más fuerte dejándonos empapados. El vestido se ceñía aún más a mi cuerpo incomodándome un poco –. Creo que deberíamos apresurarnos.

—¿Porqué?, este es el mejor clima del día –se adelantó un poco para ponerse justo en frente de mi –. Tan solo disfrútalo, el poder caminar bajo el agua. –entre cerré los ojos, la pequeña mochila que portaba en mi espalda empezaba a mojarse. Empujé a Papyrus hacia delante.

—Vamos, no quiero que se me moje el pijama. –refunfuñó terminando por proseguir caminando.

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Después de conseguir llegar a su casa, descubrimos que Fell ya estaba totalmente dormido en su cuarto.

En cuanto subimos por las escaleras nos dirigimos a la habitación del más alto, aún con los ropajes empapados. Fruncí los labios deshaciéndome el recogido de mi cabello con algo de dificultad, pues el pelo se me enredaba. Cogí la mochila para abrirla descubriendo que el pijama también se había mojado.

Resoplé con fuerza llamando la atención de Papyrus. Se acercó a mí mientras que se quitaba los zapatos. Chasqueó la lengua.

—Tengo camisetas de sobra ahí dentro, te puedo prestar alguna –puse una mueca mirando hacia abajo –. De ropa interior tengo alguna que otra que de seguro que te vendrá bien, aunque no te acostumbres a este tipo de cosas –me sacó las prendas de sus respectivos sitios antes de acercarse hacia la puerta –. Voy al baño a cambiarme de ropa y a por unas toallas.

Sus pasos resonaron por la estancia indicando que se alejaba. Rápidamente me saqué el vestido junto con la ropa interior antes de ponerme primero encima la enorme camiseta que me había prestado. Era negra con toques grisáceos, una calavera con rosas rojas era su estampado. Como pensaba las mangas llegaban hasta mis codos y la parte de abajo me cubrían más o menos la mitad de los muslos.