1. Luca

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Nunca hubiese imaginado lo difícil que sería despedirme de él.

Pero lo hice. Tenía que hacerlo.

Luca, aquel chico que fue mi primer amigo, mi primer amor.

Aquel que ha sido mi amor platónico desde hace unos años. Le digo así ya que ese tipo de amor no es posible.

Y es imposible pues él no lo sabe y yo tampoco quiero que lo sepa.

Es gracioso recordar la forma en la que nos conocimos ya que no fue muy convencional que digamos.
Pues justo después de conocernos lo "pesqué" con su propio bastón con el cual solía pastorear a sus peces cabra.

Vaya forma de encontrar un nuevo amigo. Aunque a fin cuenta ni siquiera lo que siento por él es convencional.

Dicen que hay muchas razones por las cuales el afecto que le tengo no es lo "usual", ya que lo "correcto" o "normal" es que debería sonrojarme al sentir el contacto de otras ragazzas, no por el ragazzo al que llamaba "mejor amigo".
No puedo negar que siento mi corazón galopar de emoción con cada carta, llamada y breve llegada de este por sus vacaciones escolares.

Ni siquiera sé desde cuándo empecé a sentir tanto por Luca.

Quizás fue cuando decidimos probar la vespa casera y yo le puse el casco de coladera, pues en caso de que algo saliese mal no quería que se lastimara.

O tal vez fue cuando me contó que sus padres querían enviarlo a las profundidades con su tío transparente. Por lo que entonces yo sugerí que se quedara conmigo para que después nos fuéramos a pueblo humano, allí buscaríamos al señor vespa para que este nos construya la mejor vespa de mundo con la cual viajaríamos por todas partes.

Apesar de sus dudas e inseguridades logré convencerlo . Según yo nada podía salir mal además de que algo dentro de mi me empujaba a querer protegerlo siempre.

Ni siquiera eres capaz de cuidarte a ti mismo, ¿Qué te hace creer que podrás protegerlo a él?-me reprochaba Bruno.

Pero ni siquiera esa odiosa voz arruinaría los planes que teníamos. Nadie nos iba a decir que hacer, solo él y yo viajando , libres.

Pero Luca descubrió los libros, la astronomía, la escuela. Todo estaba cambiando.

En simples palabras buscábamos cosas diferentes.

Admito que actúe tan mal al querer desanimarlo y sabotearlo. Él tenía derecho a cambiar de opinión y hacer lo que desease con su vida.

Creía saber lo que era mejor para él .

Reconozco que le estaba haciendo lo mismo que lo provocó que huyera; quitarle la libertad, esas ganas de saber más del mundo.

Mi miedo a estar solo de nuevo no se hacía ver lo correcto, ese miedo de quedarte sin la persona que tanto quieres.

Él no tenía la culpa de todo lo que me había pasado.

No podía actuar de manera egoísta haciendo que se quedara conmigo, me di cuenta lo importante que era ir escuela para él. No iba a ser justo que mientras yo cumplía mi sueño, él no cumpliese el suyo.

Todavía recuerdo la expresión sorprendida de la persona a quien le vendí la vespa, pues todo el pueblo había visto lo contentos que estábamos al pasear en ella.

Y cuándo me preguntó el porqué, simplemente respondí que había algo más importante.

Pues ver su rostro con una sonrisa valdría más que un millón de vespas.

Quizás el próximo verano /LubertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora