Quizás el próximo verano /Luberto

4. Más que una amistad

¿Qué es lo que exactamente siento por
Alberto?

Esa es la pregunta me hacia sin falta hace unos años atrás y la respuesta que siempre era la misma : Él es mi mejor amigo, lo quiero mucho y siempre lo querré, es todo.

Pero aunque repita mil veces la misma respuesta sé que con el tiempo ya no podré seguir adelante. Tengo que admitir que lo que siento por Alberto es más que una simple amistad.

Al finalizar el ciclo escolar debía volver a Portorosso. Cuando bajé del tren experimenté una sensación diferente. Ese abrazo cariñoso que recibí provocó que mis mejillas se sonrojaran a la vez que sentí como mi pulso se aceleraba.

En aquel primer verano que nos conocimos todavía no hubo un enamoramiento, pero si el siguiente.

Tenía que hablar con alguien de lo que me estaba pasando. Necesitaba un consejo o simplemente alguien que me escuchara.

Por lo que decidí contárselo a Giulia, obviamente no le dije que se trataba de Alberto. Aunque de todas formas ella lo sospechó y todavía lo sospecha. Intenté engañarla diciéndole que se trataba de alguien más pero fue en vano. Como era de esperarse empezó a molestarme con eso.

-Luca, te llegó otra carta de tu novio-dijo Giulia con una sonrisa picara mientras volvía del buzón.

-¡Que no es mi novio!-contestó mientras tomaba la carta.

-Pero quisieras.

Luca no le contestó nada mientras se iba rápidamente para no seguir poniéndose en evidencia con su rubor y voz nerviosa. Cada negación que daba solo confirmaba las afirmaciones de su amiga. No había duda de que se trataba de Alberto.

Aún recordaba las veces que regresaba a Portorosso para las vacaciones de verano, siempre pidiéndole a Alberto que lo acompañara.

Podía ser el día más gris debido a que a veces se avecinaban las lluvias, pero si Alberto estaba junto a él, el cielo le parecía ser tan azul y brillante.

Siempre tomándolo de la mano, tratando de disimular sus bien disimiladas intenciones de que ocurriese algo más.

-¿Alberto? - dijo Luca fingiendo molestia cuando notó que su mejor amigo lo miraba con detenimiento.

-Te ves gracioso-fue lo único que contestó mientras sonreía.

-¿Y por qué me veo gracioso?

-Bueno, mejor dicho, te escuchaste gracioso al finjir ese tonito de molestia.

-¿Crees que no puedo intimidarte? - dijo en un tono de voz suave mientras que lentamente se acercaba al rostro de su mejor amigo. Solo unos pocos centímetros los separaban de su rostro

-Luca, en lugar de intimidarme haciendo otra cosa- contestó con la voz un poco temblorosa.

-¿Cómo que cosa? - preguntó el castaño mientras veía cómo el rostro de su amigo tomaba un tono carmín.

-Estas... ¡Ya basta! - dijo riéndose de los nervios mientras se alejaba del castaño.

-¡Oh vamos! ¡Dime!

Aquella pregunta fue dejada de lado, aunque quizás la respuesta era bastante obvia.

Sin duda alguna estos jueguitos aparentemente inofensivos  en realidad significaban algo más.

Cuando todavía me encontraba un proceso lento, bastante lento de aceptación respecto a mis sentimientos, decidí encontrar respuestas investigando.

Siempre había visto a un chico y a una chica formar una pareja.