Luca y Alberto han estado enamorados desde hace un tiempo, pero ninguno tiene el valor de decir lo que siente.
Dicen que los sentimientos no pueden ni deben ser ocultados ¿Encontraran el momento adecuado para admitirlos? Quizás el próximo verano.
Em...
Eran aproximadamente las siete de la noche, un sábado como cualquier otro, de esos en los que solía recostarme a leer.
De repente el teléfono empezó a sonar, la signora Marzia había salido, Giulia estaba semidormida con una mascarilla en el rostro pues ya no quería que le saliera acné como años atrás. Así que tuve que a atender el teléfono.
-¿Hola?
-Buenas tardes ,ragazzo,¿Cómo están? -saludó el señor Marcovaldo
-Muy bien, signor, Giulia esta descansando, ¿Quiere que la llame?
-Mejor no molestarla, se pone de mal humor cuando la despiertan.
-¿Y Alberto?-preguntó extrañado pues él siempre estaba presente en las llamadas. Ahora que lo pienso hice mal en no preguntar por mis padres antes.
-Ah, salió con alguien, creo que desde la tarde.
-¿Con quien?
-No me lo dijo, supongo que con algún amigo o amiga.
Bueno Alberto era alguien que podía hacer amigos con facilidad, yo salía con a amistades aquí, él también podía hacerlo, pero esa salida sonaba a una cita.
Un momento ¿Por qué me muero por saber con quién salió?
-Ni modo que sea con el muchacho Visconti ese-dijo en un intento de bromear pues era notable la tensión que se había generado en tras lo último que había dicho.
El castaño intentó fingir una carcajada para demostrar que no le importaba con quien saliera Alberto. Pero si le importaba.
Demaciado.
-¿Es mi papá ?-preguntó su amiga pelirroja mientras estaba de pie algo adormilada.
-Giulia acaba de despertar, ya le paso con ella, fue un gusto charlar con usted-dijo dándole el teléfono a su amiga.
Regresó a su habitación para intentar continuar con su lectura pero no pudo.
¿Quién quiere quitarme a mi Alberto?-me dije a mi mismo.
¿Un momento, que rayos acabo de decir? Ojalá no lo haya dicho en voz alta.
-¿Quitártelo? ¡Ja!¿Cómo van a quitarte algo que nunca fue tuyo?-me dijo mi subconsciente.
Quizás lo fue por unos minutos , como en aquella madrugada.
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Eran vísperas de año nuevo en Portorosso. Todos los pobladores estaban reunidos para hacer el conteo regresivo para recibir el nuevo año despidiéndose del viejo el cual habia sido bastante bueno ya que la pesca hacia sido abundante y gananciosa.
Los fuegos artificiales iluminaban el cielo haciendo que muchos se deslumbraran con ese espectáculo colorido.
Posteriormente a la bienvenida del nuevo año algunos se retiraron a sus casas para lo más importante; el brindis con una gran variedad de alcohol.
