Quizás el próximo verano /Luberto

6. Solamente él

Luca recordó aquella frase que había aprendido en las clases de matemáticas : "el orden de los factores no altera el producto".

¿Qué tenía que ver eso con con lo estaba viviendo?

Increíblemente tenía mucha similitud. Ya que supuestamente primero tendría que decirle a sus padres acerca de sus gustos diferentes y después hablar con Alberto sobre de los sentimientos de compartían. Sin embargo sintió que en nada iba a influir el orden en las que haría las cosas . Pues en caso de que sus padres no estuviesen de acuerdo iba a ser igual si se los decía antes o después.

¿Acaso era mejor era pedir perdón en lugar de permiso? No importaba, su decisión estaba tomada.

Pero no pudo decírcelo esa noche.

La falta de tiempo y el cansancio le hizo aplazar esa importante conversación. No pudo ser ese día pero tenía que ser el siguiente o el cualquier otro momento u oportunidad perfecta.

Como si fuesen adivinos estos le preguntaron si es que en el último año había conocido a alguna afortunada ragazza . Como era de esperarse el joven contestó que no. Aquella respuesta se repetía desde hace un par de años.

A veces les extrañaba tal actitud de su hijo. Pues no encontraban una explicación de cómo joven tan agradable y apuesto no haya tenido novia. A su edad ellos ya estaban casados. Pero tal vez este no pensaba en esas cosas todavía y solo estaba concentrado en sus estudios. Era mejor no apresurar las cosas o ejercer presión sobre ellas. Ya encontraría a la pareja ideal.

Aunque ambos progenitores no tenían ni la mínima idea de que ya la había encontrado y que su hijo deseaba tanto que estos lo aceptaran.

Quería a Alberto, solamente lo quería a él.

Para muchas personas, en su mayoría adultos suelen decir que los amores adolescentes no duran para siempre que tan rápido como aparecen también se van.

Que pocos era los afortunados en quedarse para siempre con su primer amor, que esos noviazgos de la adolescencia son parte del viaje de la vida pero no el destino.

"Adolescencia" aquella etapa que suele ser un carrusel vivencias tanto como felices y tormentosas, en donde empiezas a ver y sentir las cosas de manera diferente.

Él estaba amando por primera vez, sintiendo un sinfín de sentimientos que nunca había sentido por nadie.

Y no sólo eso.

Pues también empezó a experimentar sensaciones tales como cosquilleos por todo su cuerpo, además de cambios bruscos de temperatura, debido a que además de amor también experimentaba algo más.

Nadie en Génova había despertado las fuertes emociones este despertaba. Había muchas chicas hermosas y chicos también. Pero nadie como Alberto: Sus ojos verdes inigualables, sus interminables pecas. Siempre mostrando confianza en todo lo que hacía. El chico más lindo de Portorosso, tal vez hasta de Génova si es que viviera ahí también.

A los trece años era su mejor amigo, a los catorce algo más,a los dieciocho ...un supuesto transtorno mental. Aquel cruel párrafo de ese libro de psiquiatría.

¿Qué hubiera pasado si no lo hubiese leído?

Quizás hubiera sido mucho peor.

Como aquella vez que había presenciado algo en en su momento no entendía pero ahora sabía bien.

-¡Sueltame, papá, me lastimas! - suplicaba sollozante un ragazzo que aparentaba tener su misma edad.

-¡Cállate! - contestó aquel hombre que parecía botar fuego por la boca a la vez que jaloneaba a su hijo del brazo -¡No tendré a un repugnante desviado como hijo! ¡Entrarás allí y pedirás perdón !