𝙍𝙚𝙙𝙚𝙢𝙥𝙩𝙞𝙤𝙣 [ 𝘼𝙐 𝙕𝙝𝙤𝙣𝙜𝙘𝙝𝙞 +18 ] 𝙍𝙚𝙢𝙖𝙠𝙚

Prólogo

Ajax apretó los labios, sus manos temblando debido a la fuerza que estaba ejerciendo para mantenerlas apretadas en puños. Tragó saliva, el juzgado estando prácticamente en silencio mientras el juez parecía estar tomando una decisión. Miró de reojo al abogado que le habían asignado, quien había hecho un trabajo patético en intentar defenderlo. Desvió la mirada hacia los involucrados en el caso: una mujer con el cabello largo, albino excepto en las puntas, mirándolo severamente. A su lado había un chico de pelo castaño y ojos dorados, también observándolo. Habían más policías, y pudo ver como uno trataba de consolar a una viuda; quien levantó la mirada para observarlo con odio, las lágrimas recorriendo su rostro. El resto de los familiares de las víctimas lo miraron de la misma forma, los ojos inyectados en sangre, un aura de desprecio y sed de venganza emanando de esas personas.

Su pecho se encogió. ¿Por qué todos lo miraban de esa forma? Antes de entrar al juzgado la mujer le gritó, llamándole monstruo e intentando atacarlo. Los policías impidieron eso, pero la escena se quedó grabada en la mente de Ajax y los acontecimientos se repitieron una y otra vez.

Él no había hecho nada.

Se giró, buscando a su familia entre las personas sentadas. Cruzó su mirada con la de su padre, quien se encontraba abrazando a su madre; los leves sollozos saliendo de la garganta de su progenitora clavándose en su pecho como dagas.

Él no había matado a nadie.

Miró los grilletes que lo ataban al suelo de una cadena, sus manos esposadas al igual que sus pies. Era un criminal para los ojos de toda esa gente, y esas ataduras eran un constante recordatorio. Estaba atado como si fuera una bestia, algo que tenía que ser contenido a toda costa. Apretó los dientes hasta que los escuchó crujir, ignorando las ganas de llorar que lo habían estado acompañando desde que pisó la sala. Scaramouche y Dottore le habían traicionado, habían declarado en su contra a sabiendas de que él era inocente. ¿Por qué hicieron eso? ¿Acaso no eran amigos? No, eso no importaba. Ellos dos sabían que no había matado a nadie, no tenían ninguna razón para testificar en su contra incluso si se hubieran llevado mal, pero aún así lo hicieron. Eran unos mentirosos traidores, por su culpa y la del asqueroso sistema su vida estaba arruinada.

¿O quizás también fue culpa suya? No lo tenía muy claro, pero en ese momento solo podía despotricar contra los demás. Después de todo, él parecía ser el único que de verdad sabía la verdad (aunque muchas más personas eran conocedoras, de eso estaba seguro).

Vio como el juez tambaleó su cabeza a los lados, hasta que finalmente levantó la mirada de los documentos, clavando sus orbes en las suyas.

—He tomado una decisión —anunció, su voz reverberando en la gran sala, llamando la atención de todos los ahí presentes—. Ajax Volkov —empezó a decir—. Se le acusa de los asesinatos en serie de Chan'Er, Guan Hong, Hanxue, Jiangzhou, Ling y Vlad —Ajax empezó a notar como los grilletes le pesaban, las palabras del juez cayendo sobre sus hombros—. Tras haber revisado los informes de la policía y las pruebas incriminatorias, en este último juicio el jurado ha tomado una decisión —se colocó bien las gafas, elevando un poco la barbilla—. Es declarado culpable, y condenado a cadena perpetua. Su familia tendrá que pagar una indemnización a las víctimas —el estómago de Ajax dio un vuelco, sus ojos agrandándose al escuchar el resultado. Pero bueno, ¿de qué se sorprendía?

Los llantos de su madre fueron más audibles, llenando la carencia de sonido que se había formado.

La respiración de Ajax se aceleró, su corazón palpitando con fuerza en su pecho. ¿Cadena perpetua? Era imposible, eso no podía estarle pasando a él. Solo tenía dieciocho años, ¿¡cómo iban a encerrarlo por el resto de su vida por unos asesinatos que ni siquiera había cometido!?